Despierta del sueño
Gloria Wapnick
Kenneth Wapnick, Ph.D.
EL ACEPTAR LA EXPIACIÓN
Capítulo 8
Un curso de milagros dice que el sistema de pensamiento del ego es "a prueba de tontos, pero no a prueba de Dios" (T.5.VI.10:6). Sin la ayuda de Dios, la masiva defensa del ego en contra de El - pecado, culpa, miedo y relaciones especiales - serían ciertamente invencibles.
Sin embargo, Dios no nos dejó sin El Mismo, y su extensión dentro del sueño se llama el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es la amorosa Presencia de Dios en nuestra mente separada y dormida, lo cual refleja el constante mensaje del grupo de Luz de que hay otra manera de percibir lo que parece ser el abrumador problema del mundo. Elegir el perdón - esta " otra manera de percibir " - es el medio que el  Espíritu Santo utiliza para despertarnos de nuestros sueños de juicio y de angustia. El perdón también es un sueño, pero es a lo que Un Curso de Milagros se refiere como el "sueño feliz" que dulcemente salva el abismo entre las pesadillas del ego y el despertar a la Realidad. Como afirma el Curso:

Mas ese sueño es tan temible y tan real en apariencia, que él (el Hijo de
Dios) no podría despertar a la realidad sin verse inundado por el frío
sudor  del terror y sin dar gritos de pánico, a menos que un sueño más 
dulce precediese su despertar y permitiese que su mente se calmara
para poder acoger -no temer- la Voz que con amor lo llama a desper-
tar; un sueño más dulce, en el que su sufrimiento cesa y en el que su 
hermano es su amigo. Dios dispuso que su despertar fuese dulce y ju-
biloso, y le proporcionó los  medios para que pudiese despertar sin 
miedo (T-27.VII.13:4-5).

El objetivo de las enseñanzas del Espíritu Santo es precisamente acabar con los sueños. Pues todo sonido e imagen tiene que transformarse de testigo del miedo en testigo del amor. . .
Desde el conocimiento, donde Dios lo ubicó, el Espíritu Santo te exhorta a dejar que el perdón repose sobre tus sueños para que puedas recobrar la cordura y la paz interior. Sin el perdón, tus sueños seguirán aterrorizándote. Y el recuerdo de todo el Amor de tu Padre no podrá retornar a tu mente para proclamar que a los sueños les ha llegado su fin (L-pII.7.2:1-1;4).
Al referirnos a la gráfica en el apéndice, notamos que la mente correcta por se la morada del Espíritu Santo, es la corrección para las pesadillas de la mente errada del ego. Puesto que Dios ubicó al Espíritu Santo en nuestras mentes para ayudarnos a deshacer nuestras ilusiones  y corregir nuestras percepciones erróneas, El es el Consolador. Guía, Maestro y la Respuesta a todos los aparentes problemas que el ego ha inventado. Como la Voz del grupo de Luz, el Espíritu Santo es el principio de la Expiación, la cual constituye la corrección a nuestra creencia de que la separación de El fue real. A través  del Espíritu Santo en nuestras mentes la Expiación espera porque  la aceptemos, lo cual se logrará por medio del perdón.

Tener plena conciencia de la Expiación,  por lo tanto, reconocer que
la separación nunca tuvo lugar (T-6.II.10:7)

El   que todos acepten la Expiación es sólo cuestión de tiempo. Tal 
vez parezca que esto contradice  su libre  albedrío, dada la inevitabilidad
de la decisión final, pero  en realidad no es así. Puedes aplazar lo que 
tienes quehacer y eres capaz de enormes dilaciones, pero no puedes 
desvincularte completamente de tu Creador, Quien fija los límites de
tu capacidad para crear falsamente (T-2.III.3:1-3).

El Espíritu Santo es este  "límite", pues su presencia en nuestras mentes asegura que, como afirma es Curso en otro lugar, jamás podemos estar totalmente locos. La presencia amorosa de Dios asegura que al llegar a cierto punto todo el mundo oirá  Su llamada y despertará en Él. El resultado, como nos lo recalca Un curso de milagros, " es tan seguro como Dios "(T-4.II.5:8).
El mecanismo del perdón es el milagro, el cual se define como la corrección de nuestra manera equivocada de pensar y de percibir, al pasar del juicio, la condenación y los resentimientos al perdón y a la unión. Un Curso de milagros explica:

El milagro no hace nada. Lo único que hace es deshacer. Y de este
modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. No añade nada,
sino que simplemente elimina. Y lo que elimina hace mucho que
desapareció, pero puesto que se conserva en la memoria, sus efectos 
parecen estar teniendo lugar ahora. Hace mucho que este mundo
desapareció. Los pensamientos que lo originaron ya no se encuentran en
la mente que los concibió y los amó por un breve lapso de tiempo
(T-28.I.1-7).

Así que el milagro es un cambio de percepción de la mente errada del ego a la mente correcta del Espíritu Santo, un cambio que deshace las barreras que nos mantienen separados a unos de otros y en última instancia de nuestro Creador y Fuente. Prácticamente sinónimo de la palabra milagro, en el encasillado correspondiente a la mente correcta en la gráfica, están perdón, Expiación, curación, salvación y percepción verdadera. Todos estos términos son virtualmente intercambiables entre sí.
Recuerden que la idea clave en el sistema de pensamiento del ego tanto en su origen como en nuestras experiencias individuales, es que  alguien más es responsable por el estado de desgracias en que me encuentro: todos y cualquier otro excepto yo. Un curso de milagros comenta:

Es hacia esta idea de proyectar la responsabilidad por nuestros propios pensamientos, decisiones y acciones que se dirige específicamente el perdón. La  manera en que el Curso entiende lo que es el perdón es totalmente diferente de cómo el mundo lo ha concebido y, se podría añadir, diferente de la enseñanza y práctica de dos mil años de Cristianismo. Nos perdonamos unos a otros por lo que no se nos ha hechos, no al perdonar y pasar por alto lo que creemos que nos han hecho a aquellas personas o grupos con los cuales nos identificamos.  ¿ Qué significa esto ?
El perdón se basa fundamentalmente en un cambio interno de cómo nos vemos a nosotros mismos. Si la imagen propia es la de un yo vulnerable, agobiado por la culpa, una víctima inocente atrapada en un mundo que se percibe como amenazador y hostil, entonces inevitablemente también tenemos que creer que otros nos han hecho esto y jamás se les puede perdonar por estos pecados cometidos en contra de nosotros.  Un Curso de milagros afirma:

Nadie puede despertar de un sueño que el mundo esté soñando por él.
Pues en ese caso él  se ha convertido en parte del sueño de otro. No puede
elegir despertarse de un sueño que él no urdió. Es la víctima impotente de 
un sueño concebido y preciado por otra mente separada (T-27.VII.8:1-4)

Sin embargo, si recordamos nuestra Identidad como Cristo -al escuchar la Voz del Espíritu Santo, la llamada del grupo de Luz- entonces reconocemos nuestra inherente invulnerabilidad como hijos inocentes  de Dios. Esto nos capacita, así, para percibir la situación de manera distinta. En lugar de hacer real la proyección del odio de nosotros mismos la cual se percibe ahora fuera de nosotros, el error básico del grupo intermedio, ahora podemos reconocer  la ilusión esencial de nuestro intento de hacer real nuestra propia separación a través del ataque a los demás:

Las ilusiones que tienes acerca de ti  y acerca del mundo son una y la misma. 
por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti
mismo. Tu  meta es descubrir quién eres, al haber  negado tu Identidad
atacando a la creación y a su Creador. Ahora estás aprendiendo a
recordar la verdad. Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el 
perdón, de manera que los pensamiento de vida puedan reemplazar a los
pensamiento de muerte (L-pI.62.2).

El ego ve todas las situación como si consistieran de dos categorías: aquellos que son atacados y aquellos que atacan; i.e, víctimas y victimarios. El Espíritu Santo igualmente ve dos categorías, aunque las Suyas son totalmente libres de ataque y de culpa. Cada situación en el mundo, a tono con su amorosa percepción, es o una expresión del amor de Dios o en todo caso una petición de éste. Por lo tanto, aquellos que parecen estar atacando simplemente están expresando el concepto de culpa y de miedo que  tienen de sí mismos, el cual están defendiendo al seguir el plan de salvación del ego mediante el ataque a alguien más. Así es cómo están clamando por el Amor de Dios que en su antigua memoria creen que negaron y del cual no son dignos:

Si el ataque es lo único que da miedo, y si consideras al ataque como
la petición de ayuda que realmente es, te darás cuenta de la irrealidad
del miedo. Pues el miedo es una súplica de amor, en la que se reconoce
inconscientemente lo que ha sido negado (T-12.I.8:12-13).

Amanda Clark - Fine Art-
El proceso funciona de esta manera: Ya hemos señalado que el ego siempre proyecta su culpa en la forma de odio y ataque. Así que el primer paso del perdón consiste en que reconozcamos que, como enseña el libro de ejercicios, jamás estamos enfadados por la razón que  creemos y que nuestra ira no se justifica nunca. También tenemos que reconocer que no podemos hacer esto solos.  Un curso de milagros recalca que el Espíritu Santo sólo necesita nuestra mínima disposición  a cuestionar la validez de nuestros juicios. Con Su ayuda retiramos nuestras proyecciones del exterior de de nosotros y las traemos nuevamente a nuestro interior, y recordamos que cada uno de nosotros es el soñador de este sueño de represalias. Así que podemos tomar la decisión de tener un sueño feliz de perdón en el cual estamos unidos con nuestros "enemigos" en un deseo a menudo inconsciente de despertar de este sueño infernal, en lugar de permanecer diferentes y separados por las proyecciones de culpa y ataque de nuestro ego.
Una vez que hemos eliminado nuestras proyecciones y como tomadores de decisiones hemos aceptado total responsabilidad por nuestros sentimientos de separación y de perjuicio, el próximo paso en el proceso del perdón es pedir la ayuda del Espíritu  Santo para cambiar las percepciones de nosotros mismos. Así que pedimos no sólo perdonar la situación, sino el perdón para nosotros mismos. Leemos en el Curso:

Frente al odio que el Hijo de Dios puede tener contra sí mismo, se
encuentra la creencia de que Dios es impotente para salvar lo que El 
creó del dolor del infierno. Pero en el amor que él se muestra a sí 
mismo, Dios es liberado para que se haga Su Voluntad. Ves en tu 
hermano la imagen de lo que crees es la Voluntad de Dios para tí. Al
perdonar entenderás cuánto te ama Dios,pero si atacas creerás que te 
odia, al pensar que el Cielo es el infierno. Mira a tu hermano otra vez,
pero con el entendimiento de que él es el camino al Cielo o al infierno,
según lo percibas. Y no te olvides de esto: el papel que le adjudiques
se te adjudicará a ti, y por el camino que le señales caminarás tú también 
porque ése es tu juicio acerca de ti miso (T-25.V.6).

En otras palabras, ningún error que nosotros o los demás hayamos cometido justifica nuestra ira o nuestra culpa las cuales, en el sistema del ego, tienen que conducir al castigo.  Como Un curso de milagros enseña repetidamente, el ego exige que se castiguen los pecados mientras que el Espíritu Santo sólo ve errores que necesitan corrección. 
A manera de ejemplo, tomemos una relación íntima en la cual nos sentimos agraviados y por consiguiente heridos debido a lo que hemos juzgado como un trato injusto. Como estudiantes de  Un curso de milagros, reconocemos que esta es otra situación en la cual podemos  practicar el perdón en el salón de clases de nuestras vidas. Al saber que tenemos un Maestro interno en nuestras mentes, tomamos la decisión de pedir Su ayuda. Eso conlleva a un reconocimiento de que nuestros sentimientos de ira, de dolor y de condenación no es lo que más nos conviene, puesto que "Abrigar resentimientos es un ataque contra el  plan de Dios para la salvación " (L-pI.72).
Este proceso de evaluación requiere únicamente un poco de buena voluntad de nuestra parte para cuestionar nuestras interpretaciones de la situación. Como Un curso de milagros pregunta: " Preferirías tener razón a ser feliz " (T-29.VII.1:9) La mente errada siempre querrá tener  "razón ", pero a  expensas de nuestra  felicidad. La  "exactitud " del ego es siempre es siempre alguna forma de ataque y de odio, la cual sólo puede conducir  a que se refuerce la culpa y la angustia. La mente correcta toma en cuenta la advertencia del Curso  "Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como que se te está tratando injustamente " (T-26.X.4:1), y de ese modo elige la felicidad de dejar a un lado los juicios de " correcto " y " equivocado ", " víctima  y victimario ". El resultado inevitable es la dichas de recordar la unidad de todas las personas, sin excepción alguna.   
El perdón también conlleva el aceptar el doloroso hecho de que inconscientemente hemos querido que se nos trate injustamente, pues esto justifica entonces el concepto de nuestro yo de víctima inocente. Sin victimarios, obviamente este concepto no puede mantenerse. Por lo tanto, como lo explica un  curso de milagros, nosotros continuamente enviamos mensajeros del miedo para que nos traigan los mensajes deseados que dan testimonio de la "realidad" de un mundo hostil e indiferente. Contra este mundo necesitamos constante vigilancia y  protección, lo cual conlleva a menudo sentimientos justificados de venganza.  Así que seamos "responsables" o no de las acciones de los demás en determinada situación, somos responsables de desear el trato injusto, y por consiguiente somos responsables de nuestras reacciones de inocencia o de ira. Como afirma Un curso de milagros en un pasaje muy poderoso:

El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el  que se está
 haciendo todo esto a si mismo. No importa cuál sea la forma del
ataque, eso sigue siendo la verdad. No importa  quién desempeñe el
 papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad.
 No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento 
que sientas, eso sigue siendo  verdad. Pues no reaccionarías en absoluto 
ante las figuras de un sueño si supiese que eres tú el que lo está soñando.
No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos
sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu
propio sueño (T-27.VIII.10).

Nuestro ego ha poblado el mundo con relaciones especiales, como ya hemos señalado. Estas son las que tenemos que perdonar, tanto a aquellas que hemos odiado como a las que creemos haber amado. Entregadas al Espíritu Santo, estas mismas relaciones que han sido el  hogar dela culpa y que nos han aprisionado más todavía en el mundo  del ego, son transformadas por el Espíritu Santo en relaciones santas; esto es, relaciones cuyo propósito se ha cambiado de la culpa al perdón, de la impiedad a la santidad:

La relación santa refleja un proceso de perdón, en el cual la experiencia común de las personas al relacionarse es alternar entre el especialismo y la santidad; en un momento guardan  resentimientos, en el próximo los sueltan, sólo para retomarlos más adelante. Un curso de milagros emplea el término "instante santo" para denotar este intervalo cuando elegimos el milagro del perdón en lugar del ataque y de los resentimientos, elegimos que una relación santa to me el lugar del especialismo: 

La relación santa es la expresión del instante santo mientras uno 
viva en este mundo. Como todo lo relativo a la salvación, el instante
santo es un dispositivo práctico, del que dan fe sus resultados.El
instante santo nunca falla.  La experiencia que suscita siempre se deja
sentir. Mas si no se expresa, no se puede recordar. La relación santa es  
un constante recordatorio de la experiencia en la que la relación se
convirtió en lo que es (T-17.V.I:1-6)

Lo único que se te pide es que le hagas sitio a la verdad. No se te pide 
que inventes o que hagas lo que está más allá de tu entendimiento. Lo
único que se te pide es que dejes entrar a la verdad, que ceses de 
interferir en lo que ha de acontecer de por sí. . . El instante santo no es
un instante de creación, sino de reconocimiento. Pues el reconocimiento
procede de la visión y la suspensión de todo juicio... Deshacer no 
es tu función, pero sí depende de ti el que le des la bienvenida o no
(T-21.II.7:6-8;8:2-3.5).

Mas repito, este es un instante que debemos elegir continuamente hasta que se haga tan habitual como la respiración, y los instantes santos aumentan de modo que nuestro día entero se convierta en un solo instante santo de perdón. Esta es la actitud y la visión que constituye la meta del mundo real del Curso.

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HUGH PRATHER- emece- 
Durante muchos años pensé que el matrimonio tendía a obstaculizar el crecimiento, que era un conjunto de prohibiciones impuestas desde afuera que acababan desalentando al individuo a abandonar una relación que resultaba vacía. Yo me basaba en el supuesto de que ninguna relación  es eterna, que cada uno tiene su propio tiempo y espacio y qeu la persona avezada sabía cuándo debía quedarse y cuándo debía marcharse. 
¿ Por qué entonces habría que regirse por un convenio basado sólo en el ideal de qudarse para siempre ?
Solía observar con recelo a las parejas con muchos años de casados. Después  de todo,  ¿ cuántos cambios podía uno permitirse habiendo  compartido diez o veinte años con la misma persona ? Y cuando hay poca variación, poco estímulo, el ser humano  tiende a estancarse. Ahora mi experiencia me ha demostrado que existe una alternativa que, al igual que muchas otras cosas, no es fácil de demostrar. Estoy convencido de que Gayle y yo no estaríamos  juntos hoy si no hubiéramos construido para nosotros, alguna clase de freno para el alejamiento. 
Al casarnos, acordamos intentar algo duradero; acordamos ciertas reglas de juego que harían muy desagradable la  separación; nos comprometimos a amarnos, a apoyarnos y a compartir equitativamente todo lo que teníamos; y lo hicimos público de modo que si fracasábamos todos lo sabrían. 
No fue algo muy sensato de nuestra parte.
Recuerdo la noche en que viajamos a Oklahoma para que nos hicieran el examen médico y así casarnos en dos horas. Yo no dejaba de repetirme: Estoy cometiendo un gran error". Doce  años más tarde, sé que mi instinto abrió una posibilidad que mi razón habría rechazado.
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Cada  vez que corro mucho, siento como si mi cuerpo quisiera dejarse vencer.
Si le hiciera caso, tendría que optar por reducir el ritmo y caminar. Si ésta hubiese sido mi respuesta cuando comencé a correr, jamás  habría estado en condiciones de resistir una o dos horas y no habría podido explorar tierras yermas todos los días ni habría conocido la experiencia de tener un cuerpo con esta clase de reservas.
En otras  ocasiones he tenido la misma sensación. Cuando llegaba a una meseta física o creativa y luego avanzaba por encima de aquello que parecía ser un impedimento natural, el resultado era que ingresaba en lo que para mí era un nuevo territorio ( con sus nuevas fronteras)
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Muy rara vez nos damos por vencidos cuando se trata de nosotros mismos. Siempre abrigamos esperanzas porque sabemos que tenemos el potencial para cambiar. Lo intentamos una y otra vez, no sólo para existir sino para provocar esos cambios internos que nos permitirán llevar una vida que valga la pena. Sin embargo, cuando se trata de nuestros amigos o nuestra pareja, enseguida nos sentimos defraudados, dictaminamos que son casos perdidos y tomamos distancia de ellos o tan sólo nos resignamos a vivir una mala situación.
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El amor, ese mago, conoce el truco mediante el cual dos personas pueden caminar en diferentes direcciones y, sin embargo, siempre permanecen juntas.
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El modo en que dos personas hacen el amor resume el estado de su relación.
Si el objetivo de una persona es llevar a la cama a otra contra su voluntad, tal vez logre su meta con el cuerpo, pero en el proceso perderá el alma. No percibirá ese intercambio de espíritus después del cual uno se aleja habiendo acumulado vida. Sentirá una pequeña muerte porque no ha hecho más que aferrarse a un cadáver.
El acto sexual en el que la otra persona es dejada de lado es una masturbación  y quien haya sido usado de ese modo sabe lo que significa sentirse un mero instrumento.
Quienes primero doblan prolijamente su ropa y luego pasan a hacer el amor no ha podido advertir que el sexo no es un acto sensato.
Lo erótico recibe su fuerza no sólo de los kilos de carne y del mero pero de dos cuerpos, sino también del dorado mundo de las sutilezas: actos comenzados y no terminados, silencios creados, palabras contenidas, ritmos construidos sobre ritmos construidos sobre ritmos, intrusiones sorprendentes, momentos de ternura y gigantezcas olas de paz.Para semejante magia es necesario  primero  quitarse de encima la razón.
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Cuando funciona, el flirteo es como  una brujería. Basta una mirada para que algo  íntimamente embarazoso pueda suceder entre dos desconocidos. Seguramente en nuestros ojos se alberga algo de ese otro mundo donde todo se sabe.
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Cuando hacemos el amor, instintivamente hacemos lo que queremos que nos hagas. Acariciamos a nuestra compañera en el lugar y en el modo en que queremos que nos acaricie o bien buscamos la manera de introducir el tema en la conversación. En la fiesta de Ramona observé que sucede algo similar entre dos personas que se encuentran por primera vez. La persona que quiere mostrarse cariñosa hace preguntas tiernas. El que desea hablar de su trabajo nos preguntará sobre nuestras ocupaciones. En la fiesta estaba el dueño de una galería que se esmeraba en parecer una persona respetable; sus palabras rozaban a todos los presentes con correcta frialdad. Y una  mujer que ansiaba que yo advirtiera su profuso intelecto, me abrumó con datos.
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Por si yo no lo advertía en el modo en que estaba vestido, en su vocabulario, en los temas en que estaba versado, dedicó gran parte de la tarde en explicarme quién era. Y encontró en mí a un oyente perfecto. En consecuencia, nos separamos sin habernos encontrado. Una persona no es un millonario, un sacerdote,un entrenador de perros o cualquier otra cosa además de persona, independientemente de que use uniforme o represente su papel al pie de la letra. Al igual que yo, salió del útero de su madre cubierto de sangre y mucosidad.
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La sinceridad también puede ser cortés. Eso es precisamente lo que carece  esa brusquedad tan popularizada, ese decir todo-con-agallas, ese hablar a-boca-de-jarro en toda ocasión.
Es una postura nada divertida, un modo de mostrarse superior y resulta agotador. Yo quiero ser sincero por respeto. Y si alguna vez debo mentir para ahorrarle a alguien un dolor inútil, entonces será mi responsabilidad mentir bien como para no tener que pensarlo dos veces.
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Se me está cayendo el pelo. A un ritmo razonable. Me da bastante  tiempo para adaptarme. Ahora, si me hicieran un trasplante de pelo, ¿ Quedaría suspendido en el tiempo ? La cirugía quita arrugas y reemplaza el cabello y una persona gana estéticamente, pero ¿pierde algo de valor? ¿ Mi cuerpo es una conferencia que el universo me dicta y que yo trataría de censurar ? ¿ O acaso son estas las típicas preguntas sobre las que se construyen los no-temas ?
Observo, en parte horrorizado, que mi cuerpo ha tomado un rumbo que sólo él conoce. Jamás llegó a la meseta prometida. Los cambios en la madurez son tan rápidos como los que se dan en la pubertad. Me han subido a una montaña rusa. Creo que tengo dos opciones: o pararme y gritar para que me bajen o sentarme a disfrutar.
La energía y el tiempo que he desperdiciado en mi vida pensando en mi cuerpo, preocupándome por casi todas sus partes en uno u otro momento: mi barbilla es muy larga, mi cuello no es lo suficientemente largo, mi nariz debería haber sido más fina, etcétera. Ahora la edad me entrega un nuevo conjunto de cambios en mi apariencia para que me preocupe. Esta mañana se me ocurrió que la ironía que tal vez me aguarde es que éste nunca fue mi cuerpo sino una casa alquilada. Es cierto que a medida que voy conociendo más a una persona pienso menos en su cuerpo. Mi atención se centra en lo que está dentro de su cuerpo.

" Tienes pechos muy hermosos" , dije. "Pero antes estaban más erguidos; eran así", me contestó. Ese es el modo en que nos matamos. Ese es el modo en que morimos. Todo el día desatamos estas pequeñas batallas contra nosotros mismos.
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La oscuridad se agolpa como veneno en nuestras mentes.
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El crecimiento individual no puede anteponerse a nuestra relación con los demás; no puede porque al intentarlo deja de ser crecimiento.
Hay  personas cuyos sentimientos y cuyo bienestar están dentro de mi radio de influencia. Jamás lo olvidaré.
"Ama a tu prójimo como a ti mismo" no significa, como he oído decir a menudo, que debemos amarnos primero a nosotros mismos.  Significa simplemente que cualquier  sentimiento inferior al amor  no es a mor. El amor no excluye; por el contrario, engloba. Si una persona no ama algo fuera de sí misma,  entonces no se ama a sí misma.
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El alumno feliz no puede sentirse culpable por el hecho de tener que aprender. Esto es tan fundamental para el aprendizaje que jamás debiera olvidarse. El alumno que está libre de culpa aprende con facilidad porque sus pensamientos son libres. Esto conlleva, no obstante, el reconocimiento de que la culpabilidad no es la salvación, sino una interferencia que no tiene ningún  propósito.
Tal vez esté acostumbrado a utilizar la inocencia simplemente para contrarrestar el dolor de la culpabilidad, y no la vez como algo con valor propio. Crees que la culpabilidad y la inocencia son valiosas, y que cada una representa un escape de lo que la otra no te ofrece. No quieres tener solamente una de ellas, pues sin ambas te consideras a  ti mismo incompleto, y, por lo tanto,  infeliz. Sin embargo, sólo puedes estar completa en tu inocencia y sólo en tu inocencia puedes ser feliz. Es esto no hay conflicto. 
Desear de algún modo la culpabilidad, en cualquier forma que sea, hará que dejes de apreciar el valor de tu inocencia y que no la puedas ver.
No puedes establecer ningún acuerdo con la culpabilidad, y al mismo tiempo escaparte del dolor que sólo la inocencia mitiga. Vivir aquí significa aprender, de la misma manera en que crear es estar en el Cielo. Cada vez que el dolor de la culpabilidad parezca atraerte, recuerda que si sucumbes a él estarás eligiendo en contra de tu felicidad, y no podrás aprender a ser feliz. Con dulzura, por lo tanto, aunque con la convicción que nace del Amor del Padre y de Su Hijo, repite para tus adentros lo siguiente:

Pondré de manifiesto lo que experimente.
Si soy inocente no tengo nada que temer.
Elijo dar testimonio de mi aceptación de la
Expiación, no de su rechaza.
Quiero aceptar mi inocencia poniéndola de 
manifiesto y compartiéndola.
Quiero llevarle paz al Hijo de Dios de parte
de su Padre.

Cada día, cada hora y cada minuto, e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección; entre el ego y el Espíritu Santo. El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia. De lo único que dispones es del poder de decisión. Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no  hay ninguna otra alternativa. Ni la verdad ni la ilusión transpasan los límites de la otra, ya que son alternativas irreconciliables entre sí y ambas no pueden ser verdad. Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz.
El milagro te enseña que has optado por la inocencia, la libertad y la dicha. El milagro no es causa sino efecto. Es el resultado natural de haber elegido acertadamente, y da testimonio de tu felicidad, la cual procede de haber elegido esta libre de toda culpa. Todo aquel a quien  ofreces curación, te la devuelve. Todo  aquel a quien ofreces ataque lo conserva y lo atesora guardándote rencor por ello. El que te guarde rencor o no es irrelevante; tu creerás que lo hace. Es imposible ofrecerle a otro lo que no deseas sin recibir esta sanción. El costo de dar es recibir. Recibirás o bien una sanción que te hará sufrir, o bien la feliz adquisición de un preciado tesoro.
Nadie le impone sanción alguna al Hijo de Dios, salvo la que él se impone a si mismo. Cada oportunidad que se le da para sanar es otra oportunidad más de reemplazar las tinieblas por la luz y  el miedo por el amor. Si la rechaza, se condena a sí mismo a  las tinieblas, puesto que no eligió liberar a su hermano y entrar con la gozosa oportunidad de aprender que lo que no es nada, no tiene ningún poder. Y al no disipar las tinieblas, se vuelve temeroso de ellas y de la luz. El gozo que resulta de aprender que las  tinieblas no  tienen poder alguno sobre el Hijo de Dios es la feliz lección que el Espíritu Santo enseña, y que desea que tú enseñes con Él. Enseñarla es Su gozo, tal como será el tuyo .
Asi es como se enseña esa simple lección: la ausencia de culpa es invulnerabilidad. Por lo tanto, pon de manifiesto tu invulnerabilidad ante todo el mundo. Enséñales que no importa lo que traten de hacerte, tu perfecta libertad de la creencia de que algo puede hacerte daño demuestra que ellos son inocentes. Ellos no pueden hacer nada que te haga daño, y al no dejarles pensar que pueden, les enseñas que la Expiación, que has aceptado para ti mismo, es también suya. No hay nada que  perdonar. Nadie puede hacerle daño al Hijo de Dios. Su culpabilidad es totalmente infundada, y al no tener causa, no puede existir.
Dios es la única Causa, y la culpabilidad es algo ajeno a Él. No le enseñes a nadie que te ha hecho daño, pues si lo haces, te estarás enseñando a ti mismo que lo que es ajeno a Dios tiene poder sobre ti. Lo que no tiene causa no puede existir. No des testimonio de ello, ni fomentes el que ninguna mente lo crea. Recuerda siempre que la mente es una, y que la causa es una. No aprenderás a  comunicarte con esta unicidad hasta que no aprendas a negar lo  que no tiene causa y a aceptar como tuya la Causa que es Dios. El poder que Dios le ha dado a Su Hijo es de él, y no hay nada más que Su Hijo pueda ver o elija contemplar sin imponerse a sí mismo la pena de la culpabilidad, en lugar de la feliz enseñanza que gustosamente le ofrecería el Espíritu Santo.
Siempre que eliges tomar una decisión para ti solo estás pensando destructivamente y la decisión será errónea. Te  hará daño por razón del concepto de decisión que te condujo a ella. No es verdad que puedas tomar decisiones por tu cuenta, o para ti solo.Ningún pensamiento del Hijo de Dios puede estar separado o tener efectos aislados. Cada decisión que se toma, se toma para toda la Filiación, es aplicable tanto a lo interno como a lo externo y afecta a una constelación mucho mayor que nada que jamás hayas podido concebir.
Los que aceptan la Expiación son invulnerables. Pero los que creen ser culpables reaccionarán ante la culpabilidad porque creerán que es la salvación, y no se negarán a verla ni a  ponerse de su parte. Creen que incrementar la culpabilidad es la manera de auto-protegerse. No lograrán comprender el simple hecho de que lo que no desean no puede sino hacerles daño. Todo esto procede del hecho de  que no creen que lo que desean sea bueno. Mas se les dio la voluntad porque es algo santo y porque les brindará todo lo que necesita, lo cual les llegará tan naturalmente como la paz que no conoce límites. Nada que su voluntad no les provea tiene valor alguno. Pero como ellos no entienden su propia voluntad, el Espíritu Santo la comprende por ellos silenciosamente y les da lo que desean sin que se tengan que esforzar o  afanar, y sin dejarlos con la imposible carga de tener que decidir por su cuenta qué  es lo que desean o necesitan.
Jamás se dará el caso de que tengas que tomar decisiones por tu cuenta. No estás desprovisto de ayuda, y de una Ayuda que conoce la solución.  ¿ Te conformarías con unas migajas, que es  todo lo que por tu cuenta puedes ofrecerte a ti mismo, cuando Aquel que te lo da todo simplemente lo pone a tu disposición ?
Él nunca te preguntará que has hecho para ser digno del regalo de Dios. Así pues, no te lo preguntes a ti mismo. Acepta, en  cambio, Su  respuesta, pues Él sabe que tú eres digno de todo lo  que Dios dispone para ti. No trates de librarte del regalo de Dios que el Espíritu Santo tan libre y gustosamente te ofrece. Él te ofrece sólo lo que Dios le dio para ti. No tienes que decidir si eres merecedor de ello o no. Dios sabe que lo eres.
Negarías la verdad de la decisión de Dios, imponiendo tu mísera evaluación de ti mismo en lugar de la serena e inmutable evaluación que Él ha hecho de Su Hijo? Nada puede alterar la  convicción de Dios de que todo lo que Él creó goza de perfecta pureza,  pues es absolutamente puro. No  decidas contra ello porque, dado que procede de Él, no puede sino ser verdad. La paz  mora en toda  mente que acepta serenamente el  plan que Dios  elaboró para su Expiación, renunciando al suyo propio. Tú no tomes decisiones con respecto a lo que es o adónde se encuentra,   sino que en vez de ello pregúntaselo todo al Espíritu Santo y no tomes ninguna decisión sin Su dulce consejo.
Aquel que conoce el plan que Dios quiere que sigas puede enseñarte lo que éste es. Sólo Su Sabiduría puede guiar tus pasos en dicho plan. Cada decisión que tomas por tu cuenta significa  únicamente que quieres definir lo que es la salvación y aquello de lo que debes ser salvado. El Espíritu Santo sabe que la salvación  es escapar de la culpabilidad. No tienes ningún  otro "enemigo", esta absurda distorsión de la pureza del Hijo  de Dios. Él es el poderoso protector de la inocencia que te hace libre. Y Él ha decidido  deshacer todo lo que podría ocultar tu inocencia de tu mente despejada.
Permítele, por lo tanto, ser el único Guía que sigues hacia la salvación. Él conoce el camino y te conduce gustosamente por él. Con Él no podrás sino aprender que lo que Dios desea para ti es tu voluntad. Sin Su dirección pensarás que puedes saber por tu cuenta lo que debes hacer, y decidirás contra tu paz tan irremediablemente como decidiste que la salvación residía solamente en ti. La salvación está en manos de Aquel a Quien Dios se la  confió para ti. Él no se ha olvidado de ello. No te olvides de Él y Él tomará todas tus decisiones por ti, las cuales serán en favor de tu salvación y de la paz  de Dios en ti.
No  intentes tasar el valor del Hijo de Dios que Él creó santo, pues hacer eso es evaluar  a su Padre y juzgar contra Él. Y  no podrás sino sentirte culpable por este crimen imaginario, que nadie en este mundo ni en el Cielo podría cometer. El Espíritu Santo sólo enseña que el  "pecado" de instaurar un falso ser en el trono de Dios no debe ser motivo de culpabilidad. Lo que no  puede  suceder no puede tener efectos temibles.    Descansa tranquilamente en la fe que has depositado en Aquel que te ama y que desea librarte de la locura. Puede que lo que hayas elegido sea la demencia, mas  la demencia no es tu realidad. Nunca te olvides del Amor de Dios, Quien se ha acordado de ti. Pues es absolutamente imposible que  Él jamás hubiese permitido que Su Hijo dejara de formar parte de la amorosa Mente en la que Fue creado, y donde se fijó su morada en perfecta paz para siempre.
Dile  únicamente al Espíritu Santo:  " Decide por mí ", y está hecho. Pues Sus decisiones reflejan lo que Dios sabe acerca de ti  y ante esa luz cualquier clase de error es imposible.  ¿ Por qué luchas tan frenéticamnete por tratar de prever lo que no puedes  saber, cuando tras cada  decisión que el Espíritu Santo toma por ti se encuentra el conocimiento ?  Aprende de Su sabiduría y de Su Amor, y enseña Su respuesta a todos los que luchan en las tinieblas, pues al hacerlo decides por ellos y por ti.
¡ Qué grato es decidir  todas las cosas a través de Aquel que da Su equitativo Amor a todos por igual !  Él no excluye a nadie de ti. Por lo tanto, te da lo que es tuyo porque tu Padre quiere que lo compartas con Él. Deja que el Espíritu Santo sea tu guía en todo, y no te vuelvas atrás.Confía en que Él responderá de inmediato y  con Amor a todos los que de algún modo se vean afectados por tus decisiones. Y todo el mundo se ve afectado. ¿  Te echarías al  hombro  la responsabilidad de tener que decidir qué es lo único que  redundaría en beneficio de todos ? ¿ Cómo ibas a saberlo ?
Te has enseñado a ti mismo el hábito completamente antinatural de no comunicarte con tu Creador. Sin embargo, permaneces  en estrecha comunicación con Él, y con todo lo que mora en Él, lo cual mora también en ti. Desaprende, mediante el amoroso consejo del Espíritu Santo, el aislamiento que aprendiste, y aprende la feliz comunicación que desechaste, pero que aún así no pudiste perder.
Siempre que tengas dudas acerca de lo que debes hacer, piensa en Su  Presencia y repita para tus adentros esto, y sólo esto:

Él me guía y conoce el camino que yo no conozco.
Mas nunca me privará de lo que quiere que yo aprenda.
Por eso confía en que me comunicará todo lo que sabe por mí.

Déjale entonces que te enseñe quedamente cómo percibir tu inocencia, la cual está ya ahí.

Enseñanzas en favor de la verdad - Capítulo 14
Un Curso de Milagros
Foundation for inner peace.


Lección 62
Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
1. Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que vez. El  perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.
2. Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma. Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti mismo. Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu Identidad atacando a la creación y a su Creador. Ahora estás aprendiendo a recordar la verdad. Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensamientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos de muerte.
3. Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti. ¿ Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti ? Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor. Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.
4. Regocijémonos de poder comenzar y concluir este día practicando la idea de hoy, y de usarla tan frecuentemente como nos sea posible en el transcurso del día. Ello te ayudará a que pases  un día tan feliz como Dios Mismo quiere que tú seas. Y ayudará  a aquellos que te rodean, así como a aquellos que parecen encontrarse lejos en el espacio y en el tiempo, a compartir este felicidad contigo.
5. Tan a menudo como puedas hoy, con los ojos cerrados a ser posible, repite para tus adentros:

Perdonar es mi función por se la luz del mundo.
Cumpliré mi función para así poder ser feliz.

Dedica entonces uno o dos minutos a reflexionar sobre tu función,y la felicidad y liberación que te brindará. Deja que pensamientos afines acudan a ti libremente, pues tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu mente se encuentra la conciencia de que son verdad. Si te distraes, repite la idea y añade:

Deseo recordar esto porque quiero ser feliz.
Un curso de Milagros
Foundation for inner peace

1. Percibir verdaderamente es ser consciente de toda la realidad a través de la conciencia de tu propia realidad. Pero para que esto tenga lugar no debes ver ninguna ilusión, pues la realidad no da cabida a ningún error. Esto quiere decir percibir a tu hermano solamente como lo ves ahora. Su pasado no tiene realidad en el presente, por lo tanto, te es imposible verlo. Las reacciones que tuviste hacia él en el pasado tampoco están ahí, y si reaccionas ante ellas  no estarás viendo la imagen que hiciste de él, a la  cual tienes en mayor estima que a él mismo. Cuando pongas en duda las ilusiones, pregúntate si es realmente sensato percibir el pasado como si estuviese ocurriendo ahora. Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora.
2. Consideras "natural" utilizar tus experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. Sin embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. Cuando hayas aprendido a ver a todo el mundo sin hacer referencia alguna al pasado, ya sea el suyo o el tuyo según tú lo hayas percibido, podrás aprender de lo que ves ahora. Pues el pasado no  puede arrojar sombras que obscurezcan el presente, a menos que tengas miedo de la luz. Y sólo si tienes miedo elegirías dejar que la obscuridad te acompañase, y al tenerla en tu mente, verla como una nube  negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad.
3. Esta obscuridad se encuentra en ti. El Cristo, tal como se revela ante ti ahora, no tiene pasado, pues es inmutable, y en Su inmutabilidad radica tu liberación. Pues si Él es tal como fue creado, no puede haber culpabilidad en Él. Ninguna nube de culpabilidad ha venido a ocultarlo, y Él se alza revelado en todo aquel con quien te encuentras porque lo vez a través de Él Mismo. Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación. La nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo pasado  pasado sea, no lo debes ver ahora. Si lo vez ahora en tus ilusiones, es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí.
4. El tiempo puede liberar así como aprisionar, dependiendo de quién es la interpretación de éste que  eliges usar. El pasado, el presente y el futuro no son estados continuos, a no  ser que impongas continuidad en ellos. Puedes percibirlos como que son continuos, y hacer que lo sean para ti. Pero no te engañes y luego creas que realmente lo son. Pues creer que la realidad es lo que a ti te gustaría que fuese, de acuerdo con el uso que haces de ella, es ilusorio. Quieres destruir la continuidad del tiempo dividiéndolo en pasado, presente y futuro para tus propios fines. Quieres prever el futuro basándote en tus experiencias pasadas, y hacer planes de acuerdo con esas experiencias. Sin embargo, al hacer eso está alineando el pasado con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría intervenir entre ellos, te libere para que puedas renacer.
5. El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. Sus errores  se encuentran en el pasado, y al percibirlo sin ellos lo liberas. Y puesto que su pasado es también el tuyo, compartes esa liberación. No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, las encontrarás. La has buscado donde no está, y, por lo tanto, no has podido encontrarla. Aprende, pues, a buscarla donde está, y ella alboreará ante los ojos que ven. Tu pasado fue engendrado con ira, y si te vales de él para atacar el presente, serás incapaz de ver la liberación que éste te ofrece.
6. Has dejado atrás los juicios y la condenación y, a no ser que los sigas arrastrando contigo, te darás cuenta de que te has liberado de ellos. Contempla amorosamente el presente, pues encierra lo único que es verdad eternamente. Toda curación reside en él porque su continuidad es real. El presente se extiende a todos los aspectos de la Filiación simultáneamente, permitiendo de  este modo que todos puedan extenderse hasta los demás . El presente existe desde antes de que el tiempo diese comienzo y seguirá existiendo una vez que éste haya cesado. En el presente se encuentran todas las cosas que son eternas, las cuales son una. La continuidad de esas cosas es intemporal y su comunicación jamás puede interrumpirse, pues no están separadas por el pasado. Sólo el  pasado puede producir separación, pero el pasado no está en ninguna parte.
7. El presente te muestra a tus hermanos bajo una luz que te uniría a ellos y te liberaría del pasado. ¿ Usarías, entonces, el pasado contra ellos ?  Pues si lo haces, estarás eligiendo permanecer en una obscuridad que no existe, y negándote a aceptar la luz que se te ofrece. Pues la luz de la visión perfecta se otorga libremente del mismo modo en que se recibe libremente, y sólo se puede aceptar sin limitaciones de ninguna clase.  En el presente, la única dimensión del tiempo que es inmóvil e inalterable y donde no  queda ni rastro de lo que fuiste, contemplas a Cristo e invocas a Sus testigos para que derramen su fulgor sobre ti por haberlos invocado. Esos testigos no negarán la verdad que mora en ti porque la buscaste en ellos y allí la encontraste.
8. El ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando te liberas del tiempo. Extiéndele tu mano a todos tus hermanos, e infúndelos con el toque de Cristo. En tu eterna unión con ellos reside tu continuidad, ininterrumpida porque la compartes plenamente. El inocente Hijo de Dios es únicamente luz. 
En  él no hay obscuridad, pues goza de plenitud. Exhorta a todos  tus hermanos a que den testimonio de la plenitud del Hijo de Dios, del mismo modo  en que yo te exhorto a que te unas a mí. 
Cada voz es parte del himno redentor:  el himno de alegría y agradecimiento por la luz  al Creador de la luz. La santa luz que irradia desde el  Hijo de Dios da testimonio de que la luz que  hay en ´el procede de su Padre.
9. Irradia tu luz sobre tus hermanos en recuerdo de tu Creador, pues le recordarás a medida que invoques  a los  testigos de Su creación. Los que cures darán testimonio de tu curación, pues en  su plenitud verás la tuya propia. Y a medida que tus himnos de alabanza y de alegría se eleven hasta tu Creador, Él te dará las gracias mediante Su inequívoca Respuesta a tu llamada, pues es imposible que Su Hijo le llame y no reciba respuesta. La llamada que te hace a ti es la misma que tú le haces a Él. Y lo que te contesta en Él es Su  paz.
10.  Criatura de la luz, no sabes que la luz está en ti. Sin embargo, la encontrarás a través de sus testigos, pues al haberles dado luz, ellos te la devolverán. Cada hermano que contemples en la luz hará que seas más consciente de tu propia luz. El amor siempre conduce al amor. Los enfermos, que imploran amor, se sienten agradecidos por él, y en su alegría resplandecen con santo agradecimiento. Y eso es lo que te ofrecen a ti que les brindaste dicha. Son tus guías a la dichas,  pues habiéndola recibido de  ti desean conservarla. Los has establecido como quías a la paz, pues has hecho que ésta se manifieste en ellos. Y al verla, su belleza te llama a retornar a tu hogar.
11. Hay una luz que este mundo no puede dar. Mas tú puedes darla, tal como se te dio a ti. Y conforme la des, su resplandor te  incitará a abandonar el mundo y a seguirla. Pues esta luz te atraerá como nada en este mundo puede hacerlo. y  tú desecharás este mundo y encontrarás otro. Ese otro mundo resplandece con el amor que tú le has dado. En  él todo te recordará a tu Padre y a Su santo Hijo. La luz es ilimitada y se extiende por todo ese mundo con serena dicha. Todos aquellos que trajiste contigo resplandecerán sobre ti, y tú resplancederás sobre ellos con gratitud porque te trajeron hasta aquí. Tu luz se unirá a la suya dando lugar a un poder tan irresistible que liberará de las tinieblas a los demás según tu mirada se pose sobre ellos.
12. Despertar en Cristo es obedecer las leyes del amor libremente como  resultado del sereno reconocimiento de la verdad que éstas encierran. Tienes que estar dispuesto a dejarte atraer por la luz, y la manera en que uno demuestra que está dispuesto es dando. Aquellos que aceptan tu amor están dispuestos a convertirse en los testigos del amor que tú les diste, y son ellos quienes te lo ofrecerán a ti. Cuando duermes estás solo, y tu conciencia se limita a ti. Por  eso es por lo que tienes pesadillas. Tus sueños son sueños de soledad porque tienes los ojos cerrados. No ves a tus hermanos,y en la obscuridad no puedes ver la luz que les diste.
13. Sin embargo, las leyes del amor no se suspenden porque tú estés dormido. Las has obedecido en todas tus pesadillas, y no has dejado de dar, pues no estabas solo. Aún en tus sueños Cristo te ha protegido, asegurándose de que el mundo real se encuentre ahí para ti cuando despiertes. Él ha dado por ti en tu nombre, y te ha dado los regalos que dio. El Hijo de Dios sigue siendo tan amoroso como  su Padre. Al tener una relación continuidad con su Padre, no tiene un pasado separado de Él. 
Por eso es por lo que jamás ha cesado de ser el testigo de su Padre,  ni el suyo propio. Aunque dormía, la visión de Cristo nunca lo abandonó. Y ésa es la razón de que pueda convocar a los testigos que le muestran que  él nunca estuvo dormido.
 UN CURSO DE MILAGROS
FOUNDATION FOR INNER PEACE

El plan de Dios
En el trabajo, a veces nos enfadamos porque creemos que la tarea que nos han encomendado es indigna de nosotros, o nos sentimos heridos por  el hecho de que el jefe sea otro y no nosotros. Tenemos prisa por llegar a la cumbre, sin darnos cuenta de que, al difundir el amor, vamos ascendiendo  con naturalidad. Quizá no con más rapidez, pero recuerda el cuento de la tortuga y la liebre. La tortuga, andando lenta pero ininterrumpidamente, llegó a la meta antes  que la veloz liebre.
Decir " Que se haga la voluntad de Dios " es lo mismo que decir " Que me convierta en lo mejor  que soy capaz de ser ". A medida que crecemos como personas, vamos adquiriendo una energía más responsable. La gente querrá contratarnos y trabajar con nosotros, y nuestro progreso será fácil. El éxito será un logro sin esfuerzo. Las cosas sucederán, sin más. Ya puedes tener un gran currículum, y si eres una persona  desagradable, llegará un momento en que las cosas se te pondrán difíciles. Un buen currículum puede asegurarte una entrevista importante, pero si no les gustas no conseguirás el trabajo.
Gran parte de la orientación psicológica de hoy en día es frágil, a causa de que todos hacemos demasiados esfuerzos porque pensamos que debemos hacerlos. La vía de la entrega es como dejar que Dios sea el escultor y nosotros la arcilla. En las clases de escultura que seguí en la escuela secundaria, teníamos que rociar la arcilla con agua  todos los días porque si se nos secaba no podíamos trabajarla. Así es como debemos ser para Dios:  maleables, como arcilla húmeda. Si nos apegamos rígidamente a algún objetivo, incluso el de que las cosas salgan tal como pensamos que tienen que salir, no estamos relajados, y entonces tenemos muy poco espacio para las intuiciones espontáneas.
En realidad nunca sabemos por qué vamos a alguna parte. Yo he establecido contactos que me parecía profesionales y que resultaron ser personales, y viceversa. En el mundo de Dios no hay más que un trabajo en marcha, y es el de la preparación de Sus maestros, de los que hacen la demostración del amor. El Espíritu Santo , dice el Curso, se vale de cualquier situación que se le entrega a Él como una lección de amor para todos los que participan en ella. Pero tenemos que estar dispuestos a renunciar a nuestro apego a un resultado determinado en cualquier situación. Por ejemplo, podríamos ver cierto proyecto como un medio para hacer dinero, y entonces sentirnos decepcionados  si no resulta así. Nos sentimos confundidos porque pensábamos que al hacer el esfuerzo seguíamos la guía del Espíritu Santo. Pero podría ser que el verdadero propósito de ese proyecto no fuera de ningún modo hacer dinero. No siempre sabemos por qué  el Espíritu Santo nos dirige como lo hace. 
La función del obrador de milagros es simplemente seguir instrucciones con el deseo de servir a Dios. Nuestra compensación, material y emocionalmente, llegará en el momento y de la manera que Dios quiera.
Una de las razones por las que siempre intentamos tener bajo control los resultados de nuestros proyectos es porque creemos que el universo, cuando se lo deja librado a sus propios recurso, es caótico. Pero Dios es el orden esencial. Es el principio de expansión constante del  amor en acción, en todas las dimensiones, durante toda la vida. Su poder es completamente impersonal. A Él no Le gustan algunas personas más que otras. Funciona como un ordenador. Confiar en Dios es como confiar en la gravedad.
Recuerda estos dos puntos, porque son muy importantes:

 1. El plan de Dios funciona.
2. Los tuyos no.

Tal como dice Un curso de milagros: " No tengo que añadir nada a  Su  plan. Mas para aceptarlo, tengo que estar dispuesto a no sustituirlo por el mío. Y eso es todo. Añade  algo más, y estará simplemente desvirtuando lo poco que se te pide ". No es cosa nuestra imaginar cómo hemos de cumplir los propósitos de Dios sobre la tierra. Eso no es ayuda, sino interferencia. El trabajo que debemos hacer no es otro que poner nuestro corazón y nuestro espíritu de parte de Su espíritu, que está dentro de nosotros;  que nuestra vida se convierta así en un instrumento involuntario de Su voluntad. Las intuiciones se producen. Las situaciones cambian. Nuestros esfuerzos por controlar conscientemente el despliegue de lo bueno no producen nada bueno, sino que más bien ponen de manifiesto la terquedad humana.
. . .
Antes de cualquier situación, prueba decir esta oración:
" Dios amado, te  entrego esta situación. Que sea usada para tus propósitos. Sólo te pido que mi corazón esté abierto para dar y recibir amor. Que todos los resultados se produzcan de acuerdo con tu voluntad. Amén".
Somos lo bastante fuertes como para hacer cualquier trabajo que Él nos pida que hagamos.No te preocupes por tu propia buena disposición, dice el Curso, pero ten continuamente conciencia de la Suya. No eres tú quien hace el trabajo, sino el espíritu que está dentro de ti. Olvidar esto provoca miedo.  Un curso de milagros dice que la presencia del miedo es una señal inequívoca de que sólo confiamos en nuestras propias fuerzas.  " Si sólo confías en tus propias fuerzas, tienes todas las razones del mundo para sentirte aprensivo,  ansioso y atemorizado. " Ninguno de nosotros por sí solo tiene la capacidad de hacer milagros; sin embargo, con " el poder que tenemos dentro, pero que no es nuestro, no hay nada que no podamos hacer" .
MARIANNE WILLIAMSON
VOLVER AL AMOR


POR QUÉ ELIGES ENFERMAR
A primera vista, la idea de que podamos elegir estar enfermos parece demente. En Un Curso de Milagros se establece que el ego valora el dolor. El dolor hace real al cuerpo y por consiguiente al ego.


El enfermedad es aislamiento. Pues parece mantener
 a un ser separado del resto, para que sufra lo que 
otros no sienten. Le otorga al cuerpo poder absoluto 
para hacer que la separación sea real y mantener a la 
mente en solitario confinamiento, dividida en pedazos
y sujeta por una sólida muralla de carne enfermiza
que no puede trascender.
                                                                                                      (W-pl.137.2)
La lección  136 del Curso de Milagros se titula "La enfermedad es una defensa contra la verdad". Describe cómo el ego busca protegerse aconsejándonos enfermarnos si la verdad se nos acerca demasiado. Por ejemplo: tal vez hubo un momento en tu vida en que sentiste que tenías que terminar una relación. Tal vez   pensaste que habías aprendido la lección que conllevaba y estabas en p az para terminar y que sería lo mejor para ti, así como para tu pareja. Sin  embargo, puede ser que tu pareja no estuviera para nada de acuerdo,  y tuviera gran temor de perderte. La oportunidad para crecer que  se ofrecía podía ser vista como una amenaza y tu compañero podía elegir enfermarse como  "una defensa contra la verdad ".El foco  cambia bruscamente del efecto ( el cuerpo ) y se aleja de la causa ( la mente ). El problema ahora se ve en cualquier otro lado y la " amenaza " de crecimiento espiritual se ha alejado. El ego de tu  pareja podría también decir que la enfermedad es causada por algo o alguien del mundo. En este ejemplo, obviamente, ¿ Tú serás la primera elección !.
Nuestro idioma está lleno de afirmaciones que indican que no tenemos la culpa de crear nuestros  dolores, sino que los culpables son otros. Le decimos a Dios que son ellos los  que merecen ser castigados, no nosotros. Por ejemplo: "Me enfermas ! ", " Me sacas de quicio ! ", son frases comunes para culpar a otros. El siguiente pasaje del Curso de Milagros señala enfáticamente la necesidad del ego de parecer una víctima inocente de causas ajenas a nuestra mente.

Tu sufrimiento y tus enfermedades no reflejan otra
cosa que la culpabilidad de tu hermano, y son los testigos
que le presentas para que no se olvide del daño
que te ocasionó, del que juras jamás escapará. Aceptas 
esta lamentable y enfermiza imagen  siempre que
sirva para castigarlo. Los enfermos no sienten compasión 
por nadie e intentan matar por contagio. La
muerte les parece un precio razonable si con ello  pueden
decir: "Mírame hermano, por tu culpa  muero ".
Pues la enfermedad da testimonio de la culpabilidad de su 
hermano, y la muerte probaría que sus errores 
fueron realmente pecados. La enfermedad no es sino 
una  "leve" forma de muerte; una forma de venganza
que todavía no es total.
                                                                                                          (T-27.I.4:3-8)

El contenido de este párrafo también está relacionado con una sección en el  "Texto" titulada "El concepto del yo frente al verdadero Ser" (T-31.V) que describe las dos caras que cultivamos ante el mundo. Creamos esas caras a medida que crecemos y ellas no guardan semejanza con nuestra naturaleza Crística. La primera es una cara con la se actúa, la cara de inocencia, la que se perturba con facilidad por lo que ve como injusticia,  dolor y enfermedad en el mundo.
Nos identificamos muchísimo con este concepto de nosotros mismos porque esconde la culpa  que se encuentra muy profunda en nuestro interior. Esta cara " . . . cree ser buena dentro de un mundo perverso " ( T-31.V.2:9). Aunque no cree que es correcto atacar a otro, si la situación lo requiere, la cara de inocencia atacará en defensa propia. Esta cara no se da cuenta de que las situaciones no pueden provocar el ataque sino sólo descubrir el odio que ya se encuentra en nuestra mente.
Bajo esta cara de víctima inocente está escondida la cara del victimario. Tenemos mucho cuidado de no mirar esta segunda cara que está escondida muy adentro en nuestro interior. Ella proclama " . . . Yo  soy lo que tú has hecho de mí, y al contemplarme, quedas condenado por causa de lo que soy" (T-31.V.5:3). Ésta es la cara que necesita encontrar gente y situaciones en las que pueda proyectar su culpa y así  mantener su inocencia. Para el ego cualquiera es adecuado para proyectarle la culpa. 
Mientras busquemos nuestra culpa en el mundo, nunca nos cuestionaremos la demencia del sistema de pensamiento del ego. Es por esto que la enfermedad le es tan útil. Aún del ego. Es por esto que la enfermedad le es tan útil. Aún cuando no somos consciente de ello, cuando nos enfermamos, la segunda cara siempre está señalando a alguien y acusándolo de causar la enfermedad. Esta cara desea ver desastres, agresión y accidente en el mundo, porque así estará justificada al sentirse una víctima inocente. Una amiga me contó una historia que ilustra esto gráficamente:
Sally había viajado mucho durante muchos años. Cada vez que volaba y había turbulencias se sentía aterrorizada, aun cuando éstas fueran insignificantes. Para terminar con el problema se había tratado de muchas formas distintas a lo largo de los años, pero se sentía desesperada porque su temor era cada vez mayor. Cuando Sally estaba estudiando el Curso, en un vuelo en el que se vio enfrentada con el problema, se volvió a lo profundo de su interior y le pidió a Jesús que la ayudase a comprender porqué tenía tanto miedo. La respuesta llegó instantáneamente y fue muy clara.  "Deseas que este avión se estrelle, porque la parte de víctima que existe en ti es muy poderosa". Sally me dijo que en cuanto oyó esta contestación supo que era verdad. Todavía experimenta temor cuando vuela, pero ahora es consciente de que aún no está preparada para liberarse de él y entiende que usa este miedo para mantener alejado el amor de Jesús.
Este deseo de ser víctimas sólo aumenta más nuestra culpa y refuerza la fe en el ego. El Curso nos dice que elegiríamos morir de una enfermedad con la esperanza de lograr que otro se sienta culpable. El ego no escatima esfuerzos para  aparecer inocente a expensas de algún otro. La respuesta del Espíritu Santo a esta locura es preguntar: " ¿ Prefieres tener razón a ser feliz ? " (T-29.VII.1:9). Tener razón es hacer que el pensamiento de separación del ego sea real y sufrir las consecuencias de sentirse solo y asustado. Estar equivocado es cuestionar nuestra creencia de ser una víctima inocente y empezar a ver, con la ayuda del Espíritu Santo, las ilusiones de nuestra mente.
Aunque tratemos enérgicamente de vernos libres de nuestro sentimiento de culpa  proyectándola en otros, en lo profundo de nuestro interior no creemos realmente que vayamos a tener éxito; finalmente Dios nos encontrará y nos dará nuestro merecido y un castigo justificado por nuestro pecados. 
Una vez más, el ego nos dice que enfermarnos es ventajoso, porque podemos usar la enfermedad para protegernos de la furia de Dios, pues el Curso dice: "El ego cree que castigándose a sí mismo mitigará el castigo de Dios " (T-5.V.5:6) Le estamos diciendo a Dios que sabemos que somos pecadores y  que nos castigaremos aceptando sólo un poco de felicidad en  nuestras vidas y estando enfermos. De esta manera esperamos que Dios esté satisfecho con la penitencia y no nos castigue, porque Su castigo nos destrozaría.
Desde la perspectiva del Espíritu Santo, todo esto no es más que los engañosos pensamientos de personas con pesadillas. No se han cometido pecados porque en realidad no p asó nada en nuestros sueños tontos de separación. Aunque todo sea dolorosamente real para nosotros, el Espíritu Santo tiene otra perspectiva para ofrecernos, que vamos a estudiar en los capítulos siguientes.
Cualquier deseo de crecimiento espiritual ha de ser atacado por nuestro ego, porque él no sabe contestar de otra manera.Busca salvarse advirtiéndonos que seguir ese camino es peligroso y que finalmente nos llevará a nuestra destrucción. Deseamos volver al hogar, a Dios, pero el ego nos dice que es imposible, que destruimos nuestro hogar, dejando atrás a Dios muy enojado. La parábola de  Jesús  del hijo pródigo ilustra bien esto y es la historia de todos nosotros. Estamos cansados de vivir en el chiquero pero tememos volver a casa. Cuando cobramos coraje y volvemos al hogar, encontramos que nos espera un banquete y un Padre amoroso.
En la siguiente historia se demuestra el miedo y la resistencia que experimentamos cuando recorremos el camino espiritual, y la ayuda que está siempre allí esperándonos.
Se trataba de la primera visita de David a la Fundación Findhorn, y se había anotado en el pro grama de la Semana de Experiencia. Este programa presenta la Fundación a los visitantes recién llegados, e incluye una tarde de juegos y ejercicios. En uno de los ejercicios, el grupo se divide en parejas que se turnan para desplegar lentamente al compañero que le ha tocado, que yace acurrucado en el piso. Permitir que alguien te despliegue con suavidad y ternura de una postura protectora y defensiva, puede ser una experiencia muy movilizadora. En el caso de David, sintió una sensación en la zona pélvica, como  si una energía que estaba encerrada hacía mucho tiempo se estuviera liberando. Cuando esta fuerza llegó a su estómago decidió interrumpir el proceso, y la energía quedó encerrada allí.
Dos semanas después David fue a hablar conmigo. Me dijo que se había sentido tieso a partir de ese ejercicio. Era como si estuviera constipado y sabía que en ese momento algo se había bloqueado en él. Le hacía recordar un profundo sentimiento que tenía cuando se sentía bloqueado e inhibido en general en su vida. David tenía alrededor de 18 años y una naturaleza sensible y cariñosa. Mientras hablaba sentí como que alguna parte de él le estaba impidiendo vivir plenamente. Era ambivalente en lo que se refería a estar aquí en el planeta y vivir con un propósito determinado. Nos reunimos en una sesión de sanación y, al trabajar con la relajación, espontáneamente volvió a la posición fetal que había adoptado en el ejercicio dos semanas antes. Me contó que había regresado a su nacimiento. Cuando volvió a experimentar el momento del nacimiento, reconoció una intensa resistencia a venir al mundo. En aquel momento él había decidido que se resistiría a este mundo y a lo que éste representaba.
David se dio cuanta de que  había caído en la trampa de  "hacer el error real " y de que estaba escuchando la voz del ego. Había querido abandonar el propósito de su nueva vida y las lecciones que había elegido aprender como un desafío a lo que él percibía como un mundo duro y cruel. Temía abrirse a esta experiencia y decidió probar y proteger su naturaleza sensible cerrándose psicológicamente. Entendí lo que él sentía sin dificultad, porque concordaba con casi todo lo que decía.
El folleto de Psychotherapy: Pursose and Practice ( Psicoterapia: Propósito y Práctica ) señala que el terapeuta atrae a los pacientes que van a curarlo, porque ambos trabajarán  con los mismos  problemas aunque se presenten en formas diferentes.
Luego David dijo que se le había aparecido una presencia que le había aconsejado que cambiara de idea e hiciera lo que había venido a hacer. Se le dijo que como se había bloqueado en su nacimiento, también había repetido la experiencia dos semanas atrás  con el ejercicio que hiciéramos. Ahora David estaba preparado para liberarse y confiar en la voluntad de Dios para él. Cuando aflojó su control rígido, inmediantamente comenzó a sentir que la energía bloqueada subía y recorría su cuerpo. Comenzó a percibir su cuerpo mucho más flojo, especialmente sus piernas. Al llegar a este punto comenzó a llorar. Después de la sesión nos fuimos juntos a dar un paseo. Ambos éramos conscientes del cambio que se había operado en él. Se sentía más vivaz, con más vigor y confiado.

La base fundamental de la curación es la aceptación 
del hecho de que la enfermedad es una decisión
que la mente ha tomado a fin de lograr un propósito
para el cual se vale del cuerpo. Y esto es cierto con 
respecto a cualquier clase de curación.
El paciente que acepta esto se recupera. Si se decido en contra de
la recuperación, no sanará.  ¿Quién es el médico 
entonces? La mente del propio paciente. 
El resultado acabará siendo el que él decida. Agentes especiales
parecen atenderle, sin embargo, no hacen otra cosa
que dar forma tangible a sus deseos. Y eso es lo único
que hacen.. En realidad, no son necesarios en
absoluto. El paciente podría sencillamente levantarse sin su
ayuda y decir: " No tengo ninguna necesidad de esto ".
No hay ninguna forma de enfermedad que no se cure de inmediato.

                                                                                                                     (M-5.II.2)
Michael Dawson
EL MILAGRO DE LA AUTOCURACIÓN
Inspirado en Un Curso de Milagros