Shepard Fairey - Street Artist - 
Es posible asimismo alcanzar una forma más elevada de pedir-desde-la-necesidad, puesto que en este mundo la oración es reparadora y, por lo tanto, entraña  niveles de aprendizaje. En ese caso, la petición puede estar dirigida a Dios con verdadera fe, pero aún sin comprensión. Por lo general, se ha alcanzado un vago, y con frecuencia inestable, sentido de indentificación con Él, pero tiende a estar desenfocado por un sentimiento de pecado profundamente arraigado. En este nivel es posible que se sigan pidiendo cosas mundanas, en variedad de formas, como también es posible pedir dones tales como la bondad o la honestidad y, en particular, perdón para las muchas fuentes de culpa que inevitablemente yacen bajo cualquier oración procedente de la necesidad. Sin culpa no hay escasez. Quien está libre de pecado no tiene necesidades.


En este nivel surge también esa curiosa contradicción  de términos conocida como "orar por nuestros enemigos".
La contradicción no se encuentra en las palabras mismas, sino más bien en la manera en que usualmente se interpretan. Mientras creas tener enemigos, habrás limitado tu oración a las leyes de este mundo, y  habrás limitado tu oración a las leyes de este mundo, y habrás limitado también tu capacidad para recibir y para aceptar a esos mismos estrechos márgenes. Sin embargo, si tienes enemigos tienes necesidad de oración, y una gran necesidad por cierto. Entonces, ¿ qué significa realmente la frase ? 
Significa que debes orar  por ti, para que no busques aprisionar a Cristo y así perder el reconocimiento de tu propia Identidad. No traiciones a nadie, o te traicionarás a ti mismo.

Un enemigo es el símbolo de un Cristo prisionero. ¿ Y quién  podría ser Él sino tú mismo  ?Orar por los enemigos se convierte de este modo en una manera de orar por tu propia libertad. 

La Oración
II La escalera de la oración
Anexo a 
Un Curso de Milagros
Foundation for Inner Peace
Tamara  Lempicka
Retrato de Ira P. (1930)
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La percepción es una función del cuerpo, y, por lo tanto, supone una limitación de la conciencia. La percepción ve a través de los ojos del cuerpo y oye a través de sus  oídos. Produce las limitadas reacciones que éste tiene. El cuerpo aparenta ser, en gran medida, auto-motivado e independiente, mas en realidad sólo responde a las intenciones de la mente. Si la mente lo utiliza  para atacar, sea de la forma que sea, el cuerpo se convierte en la víctima de la enfermedad, la vejez y la decrepitud. Si la mente, en cambio, acepta el propósito del Espíritu Santo, el cuerpo se convierte en un medio eficaz de comunicación con otros  - invulnerable mientras se le necesita - que luego sencillamente se descarta cuando deja de ser necesario. De por sí, el cuerpo es neutro, como lo es todo en el mundo de la percepción. Utilizarlo para los objetivos del ego o para los del Espíritu Santo depende enteramente de lo que la mente elija.

Lo opuesto a ver con los ojos del cuerpo es la visión de Cristo, la cual refleja fortaleza en vez de debilidad, unidad en vez de separación y amor en vez de miedo.  Lo opuesto a oír con los oídos del cuerpo es la comunicación a través de la Voz que habla en favor de Dios, el  Espíritu Santo, el cual mora en cada uno de nosotros. Su Voz nos parece distante y difícil de oír porque el ego, que habla en favor del yo falso y separado, parece hablar a voz en grito. Sin embargo, es todo lo contrario. El Espíritu Santo habla con una claridad inequívoca y ejerce una atracción  irresistible. Nadie puede ser sordo a Sus mensajes de liberación y esperanza, a no ser que elija identificarse con el cuerpo, ni nadie puede dejar de aceptar jubilosamente la visión de Cristo a cambio de la miserable imagen que tiene de sí mismo.

UCDM
PREFACIO
Foundation for Inner Peace

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Y llega el momento en el que el deseo de ser felices es más fuerte que el deseo de tener
Una ciudad a orillas de un río con crepúsculo.(1833) Joseph Mallord William Turner
razón. Pues todo juicio que tenemos contra otro lo sostenemos para "tener razón", para validar la "existencia" del falso yo y para justificar el no perdonar.

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Es nuestro Ser quien está a cargo  de nuestra liberación del enredo mental en el que estamos. A veces veo este enredo como un virus que se adentró en nuestra mente, para el que la única cura posible es aceptar la Expiación .Y el Espíritu Santo sabe si la has aceptado por tus actos y por tu comportamiento con otros.

Haber aceptado la Expiación supone que tendrás compasión por los errores que otros puedan cometer, pero sobre todo, con los errores que tú mismo cometas. Haber aceptado la Expiación te coloca en lo que yo llamo, la "modalidad de perdonar", en la que tu buena voluntad para ver más allá de todo error es casi total, y  la que falta, el Espíritu Santo la proveerá. 

Rosa María Wynn
EL APRENDIZ IMPECABLE
CAP. 10 El camino del perdón.