Hugh Prather
BRILLAR O NO BRILLAR
La ceremonia del matrimonio simboliza un Estado preexistente. La Unión se reconoce, no se inventa.
Carlos Alonso. Desnudo. 1984
Este Estado no se puede destruir, pero se lo puede olvidar. La ceremonia en sí es uno de los símbolos antiguos. Celebra el hecho eterno y feliz de la unidad de toda vida  y que nada está excluido. En el matrimonio, aquellos que se han unido reconocen su Unidad.

La realidad espiritual del matrimonio no necesita ser elaborada. Si se lo encara correctamente, lo único que el matrimonio necesita es que sigamos adelante, sin resistirlo. Pero nuestra percepción de lo que simboliza debe ser protegida y nutrida. En cierto sentido, Dios nos da un bello jardín, pero nosotros tenemos la tendencia a sembrar mala hierba.

Nuestro "trabajo" es dar siempre la bienvenida a todas las evidencias de la Unidad,aparentemente disgregadas. Es mantener el jardín en buen estado. Nuestra percepción de su belleza se puede distorsionar,pero siempre seguirá siendo prístina. Del mismo  modo, nunca podemos verdaderamente separarnos de otra criatura de Dios.

Tal vez la manera más accesible de experimentar lo Divino es a través  de las relaciones. Dios es amado  y honrado  a través de Sus criaturas.

El tiempo que dedicamos a la oración y a la meditación parecería ser la mejor oportunidad de comunicarse con Dios; no obstante, si está demasiado asociado con el aislamiento físico o es un mero ejercicio de superioridad, no experimentamos la profunda conexión con los demás. Pocos son los que ignoran que la función  del matrimonio es dejar de lado el aislamiento y la desigualdad y ser uno con el otro.

Cuando la  luz de la Verdad ilumina el pensamiento, de pronto tal vez tengamos la experiencia mística de ver a otro como a nosotros mismos.Esto no significa nada en el nivel  de la percepción, pero  tiene pleno sentido en el nivel del Amor. En ese momento nuestra plegaria no tiene límites, porque vemos que no tenemos nada que perder cuando el otro gana.

No obstante, el nivel donde sólo hay un encuentro de egos   puede ser deprimente y temible. Cuando se percibe esto más honestamente, el matrimonio puede tornarse una  experiencia cada vez mas oscura. Para los que  intentan conscientemente despertar al Amor, el derretimiento de la cubierta dulce que oculta  ciertas formas destructivas puede producir mucha angustia y ser interpretado erróneamente como fracaso personal.

Para ver la luz en nuestra pareja son necesarias dos cosas: reconocer que los oscuro carece de luz y de valor, y percibir que la luz es deseable e inofensiva. No hay compromiso posible, porque seguir acomodándose al abuso o a la oscuridad de cualquier forma, evidencia que se busca otro tipo de experiencia, aparte del amor. Las parejas que les dan a los problemas mayor importancia que a su amistad, dejarán inmediatamente de ver la luz de la unidad.

Si se valora la confrontación, el amor aparece como un componente muy inestable dentro de la relación. En tu comunicación, no acentúes ningún pensamiento excepto tu deseo de aumentarla amistad con tu pareja.

Pregúntate:  "Estas palabras ( acciones, actitudes, puntos de vista ) ¿     promueven la unidad o promueven la separación ?".

Sólo mediante la conexión puedes permanecer abierto a la curación y, a menos que estés abierto, tratarás de herir a tu pareja con el fin de proteger lo que consideras que deber permanecer secreto.

Sólo mediante  la conexión  puedes permanecer abierto a la curación y, a menos que estés abierto, tratarás de herir a tu pareja con el fin  de proteger lo que consideras que debe permanecer secreto. Por lo tanto, no permitas que ninguna parte de ti se separe . No albergues opiniones privadas. Sé transparente  e inofensivo. Si ésta es tu meta, ambos pueden  andar de la mano y superar cualquier dificultad.

Como hemos dicho antes, la apertura es una función del corazón no de la boca. Decir cualquier cosa a nuestra pareja , o confesar aquello que sabemos será devastador para la persona amada no es señal  de lealtad ni  de devoción y por cierto no es amable. Si  deseamos conocer     un amor sin límites, no puede haber límite a nuestro dar. Querer algo del otro es comprender de manera completamente equivocada el papel que desempeñamos respecto de nuestra felicidad. La otra persona es nuestra oportunidad de extender lo que somos.

Otros cuerpos no son medios para que probemos que estamos incompletos, agobiados o con carencias. Por ello, los intentos de negociar  suelen representar un escollo para una comunicación  libre y  una relación pacífica. Negociar puede ayudar de manera pasajera y es preferible a la confrontación, pero si es sólo uno de los dos el que perdona completamente y reemplaza su propia ansiedad y crítica por una actitud justa, se transforma en el factor gobernante de la relación .

Ser capaz de hablar y formular un enfoque mutuo de las dificultades es por cierto deseable. Pero no es necesario presionar al cónyuge a hablar de lo que juzgamos equivocado en el matrimonio. No es necesario urgir a nuestra pareja a que asuma su parte de responsabilidad o que confiese sus errores . No es realmente necesario forzar un compromiso ni formular planes rígidos  para tratar un problema recurrente. Nada es realmente necesario excepto recordar que no estamos en esta relación por accidente y que todo lo que ocurra puede ser visto a la luz del amor.

Siempre es posible tener una visión amable. Se produce cuando una persona se detiene lo suficiente cuando una persona se detiene lo suficiente como para recordar que está agradecida por el papel fundamental que su pareja desempeña en su crecimiento espiritual, sea que lo haga conscientemente o no.

Dado que todas las mentes están comunicadas, un pensamiento feliz, tranquilo y de perdón se expandirá por sí mismo en todas las áreas de un matrimonio. Nada puede interponerse a  esta expansión. Aceptar la plena responsabilidad de todo, rechazando toda culpa, es verdadera humildad y marca el camino seguro hacia un buen matrimonio.








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