Que la paz te cobije, dentro y fuera por igual,   
Hellen Schucman 
Que en radiante silencio y en tan profunda paz
A tu mente serena no se acerque jamás
Un sueño  de pecado o de mal. Despierta en calma
Primero hay silencio; después el despertar.
Ahora es el momento asignado al fin
De tu sueño. Cuna es de sosiego donde a renacer Llegas. 
El Cristo ya se aviva en el hogar
Que ha elegido para que sea Su hogar
Sobre tus ojos Su visión descansa ya, y pronto 
Contemplarás Su faz, y olvidarás 
Todas las fantasías que reales parecían
Antes de la calma llegar. El Hijo de Dios
A unirse a ti ha llegado. Su mano radiante
En tu hombro se ha posado. La Voz queda de Dios Del Cielo habla sin cesar.
Y podrás escuchar  Su único mensaje llamarte hacia  Sí Mismo de Su morada eterna, a despertar en Dios.
(The Gifts of God )

AUSENCIA DE FELICIDAD
Kenneth Wapnick, Ph.D.
Cap15. 
Ed. El Grano de Mostaza
Alphonse Mucha - Art nouveau -
Un curso de milagros afirma que "el conocimiento no es la motivación para aprender este curso. La paz lo es" (T-8.I.1:1-2). En otras palabras, la meta del Curso no es el estado de Cielo, donde sólo habita el conocimiento. Mas bien, su meta es lograr que vivamos en este  mundo, con nuestras mentes transformadas en un estado de puro perdón el cual se traduce en una experiencia de paz total.  Esta transformación es lograr lo que Un curso de milagros llama " el mundo real".


La práctica de este Curso, por lo tanto, no nos lleva a que evitemos este mundo físico o nos alejemos del mismo, y el Curso les ofrece estas consoladoras palabras a aquellos que tienen esta preocupación:


                No temas que se te vaya a elevar y a arrojar abruptamente a la realidad.
           El  tiempo es benévolo, y si lo usas en beneficio de la realidad, 
se ajustará  al ritmo              
     de tu transición ( T-16.VI.8:1-2).

Por el contrario, Un curso de milagros nos exhorta a vivir en este mundo físico, pero a hacerlo con una perspectiva de la realidad completamente transformada. Esta es la visión de Cristo que contiene únicamente pensamientos santos de la unidad del Hijo de Dios.

                Cuando hayas contemplado lo que parecía infundir terror y lo hayas
               visto transformarse en paisajes de paz y hermosura;  cuando hayas presenciado
escenas de violencia y de muerte y las hayas visto convertirse
en serenos  panoramas de jardines bajo cielos despejados, con aguas
diáfanas, portadoras de vida, que corren felizmente por ellos en arro-
yuelos danzantes que nunca se secan, ¿ qué necesidad habrá
de persuadirte para que aceptes el don de la visión ? Y una vez que la 
visión se haya alcanzado, ¿ quién podría rehusar lo que  necesariamente ha
de venir después ? Piensa sólo en esto por un instante: puedes 
contemplar la  santidad que Dios le dio a Su Hijo. Y nunca jamás tendrás
que pensar que hay algo más que puedas ver
( T-20.VIII.11)
DESPIERTA DEL SUEÑO
GLORIA WAPNICK
KENNETH WAPNICK,  Ph.D.
Cap. 9
El despertar del sueño
El retorno al hogar
Ed. El Grano de Mostaza