Despierta del sueño
Gloria Wapnick
Kenneth Wapnick, Ph.D.
EL ACEPTAR LA EXPIACIÓN
Capítulo 8
Un curso de milagros dice que el sistema de pensamiento del ego es "a prueba de tontos, pero no a prueba de Dios" (T.5.VI.10:6). Sin la ayuda de Dios, la masiva defensa del ego en contra de El - pecado, culpa, miedo y relaciones especiales - serían ciertamente invencibles.
Sin embargo, Dios no nos dejó sin El Mismo, y su extensión dentro del sueño se llama el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es la amorosa Presencia de Dios en nuestra mente separada y dormida, lo cual refleja el constante mensaje del grupo de Luz de que hay otra manera de percibir lo que parece ser el abrumador problema del mundo. Elegir el perdón - esta " otra manera de percibir " - es el medio que el  Espíritu Santo utiliza para despertarnos de nuestros sueños de juicio y de angustia. El perdón también es un sueño, pero es a lo que Un Curso de Milagros se refiere como el "sueño feliz" que dulcemente salva el abismo entre las pesadillas del ego y el despertar a la Realidad. Como afirma el Curso:

Mas ese sueño es tan temible y tan real en apariencia, que él (el Hijo de
Dios) no podría despertar a la realidad sin verse inundado por el frío
sudor  del terror y sin dar gritos de pánico, a menos que un sueño más 
dulce precediese su despertar y permitiese que su mente se calmara
para poder acoger -no temer- la Voz que con amor lo llama a desper-
tar; un sueño más dulce, en el que su sufrimiento cesa y en el que su 
hermano es su amigo. Dios dispuso que su despertar fuese dulce y ju-
biloso, y le proporcionó los  medios para que pudiese despertar sin 
miedo (T-27.VII.13:4-5).

El objetivo de las enseñanzas del Espíritu Santo es precisamente acabar con los sueños. Pues todo sonido e imagen tiene que transformarse de testigo del miedo en testigo del amor. . .
Desde el conocimiento, donde Dios lo ubicó, el Espíritu Santo te exhorta a dejar que el perdón repose sobre tus sueños para que puedas recobrar la cordura y la paz interior. Sin el perdón, tus sueños seguirán aterrorizándote. Y el recuerdo de todo el Amor de tu Padre no podrá retornar a tu mente para proclamar que a los sueños les ha llegado su fin (L-pII.7.2:1-1;4).
Al referirnos a la gráfica en el apéndice, notamos que la mente correcta por se la morada del Espíritu Santo, es la corrección para las pesadillas de la mente errada del ego. Puesto que Dios ubicó al Espíritu Santo en nuestras mentes para ayudarnos a deshacer nuestras ilusiones  y corregir nuestras percepciones erróneas, El es el Consolador. Guía, Maestro y la Respuesta a todos los aparentes problemas que el ego ha inventado. Como la Voz del grupo de Luz, el Espíritu Santo es el principio de la Expiación, la cual constituye la corrección a nuestra creencia de que la separación de El fue real. A través  del Espíritu Santo en nuestras mentes la Expiación espera porque  la aceptemos, lo cual se logrará por medio del perdón.

Tener plena conciencia de la Expiación,  por lo tanto, reconocer que
la separación nunca tuvo lugar (T-6.II.10:7)

El   que todos acepten la Expiación es sólo cuestión de tiempo. Tal 
vez parezca que esto contradice  su libre  albedrío, dada la inevitabilidad
de la decisión final, pero  en realidad no es así. Puedes aplazar lo que 
tienes quehacer y eres capaz de enormes dilaciones, pero no puedes 
desvincularte completamente de tu Creador, Quien fija los límites de
tu capacidad para crear falsamente (T-2.III.3:1-3).

El Espíritu Santo es este  "límite", pues su presencia en nuestras mentes asegura que, como afirma es Curso en otro lugar, jamás podemos estar totalmente locos. La presencia amorosa de Dios asegura que al llegar a cierto punto todo el mundo oirá  Su llamada y despertará en Él. El resultado, como nos lo recalca Un curso de milagros, " es tan seguro como Dios "(T-4.II.5:8).
El mecanismo del perdón es el milagro, el cual se define como la corrección de nuestra manera equivocada de pensar y de percibir, al pasar del juicio, la condenación y los resentimientos al perdón y a la unión. Un Curso de milagros explica:

El milagro no hace nada. Lo único que hace es deshacer. Y de este
modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. No añade nada,
sino que simplemente elimina. Y lo que elimina hace mucho que
desapareció, pero puesto que se conserva en la memoria, sus efectos 
parecen estar teniendo lugar ahora. Hace mucho que este mundo
desapareció. Los pensamientos que lo originaron ya no se encuentran en
la mente que los concibió y los amó por un breve lapso de tiempo
(T-28.I.1-7).

Así que el milagro es un cambio de percepción de la mente errada del ego a la mente correcta del Espíritu Santo, un cambio que deshace las barreras que nos mantienen separados a unos de otros y en última instancia de nuestro Creador y Fuente. Prácticamente sinónimo de la palabra milagro, en el encasillado correspondiente a la mente correcta en la gráfica, están perdón, Expiación, curación, salvación y percepción verdadera. Todos estos términos son virtualmente intercambiables entre sí.
Recuerden que la idea clave en el sistema de pensamiento del ego tanto en su origen como en nuestras experiencias individuales, es que  alguien más es responsable por el estado de desgracias en que me encuentro: todos y cualquier otro excepto yo. Un curso de milagros comenta:

Es hacia esta idea de proyectar la responsabilidad por nuestros propios pensamientos, decisiones y acciones que se dirige específicamente el perdón. La  manera en que el Curso entiende lo que es el perdón es totalmente diferente de cómo el mundo lo ha concebido y, se podría añadir, diferente de la enseñanza y práctica de dos mil años de Cristianismo. Nos perdonamos unos a otros por lo que no se nos ha hechos, no al perdonar y pasar por alto lo que creemos que nos han hecho a aquellas personas o grupos con los cuales nos identificamos.  ¿ Qué significa esto ?
El perdón se basa fundamentalmente en un cambio interno de cómo nos vemos a nosotros mismos. Si la imagen propia es la de un yo vulnerable, agobiado por la culpa, una víctima inocente atrapada en un mundo que se percibe como amenazador y hostil, entonces inevitablemente también tenemos que creer que otros nos han hecho esto y jamás se les puede perdonar por estos pecados cometidos en contra de nosotros.  Un Curso de milagros afirma:

Nadie puede despertar de un sueño que el mundo esté soñando por él.
Pues en ese caso él  se ha convertido en parte del sueño de otro. No puede
elegir despertarse de un sueño que él no urdió. Es la víctima impotente de 
un sueño concebido y preciado por otra mente separada (T-27.VII.8:1-4)

Sin embargo, si recordamos nuestra Identidad como Cristo -al escuchar la Voz del Espíritu Santo, la llamada del grupo de Luz- entonces reconocemos nuestra inherente invulnerabilidad como hijos inocentes  de Dios. Esto nos capacita, así, para percibir la situación de manera distinta. En lugar de hacer real la proyección del odio de nosotros mismos la cual se percibe ahora fuera de nosotros, el error básico del grupo intermedio, ahora podemos reconocer  la ilusión esencial de nuestro intento de hacer real nuestra propia separación a través del ataque a los demás:

Las ilusiones que tienes acerca de ti  y acerca del mundo son una y la misma. 
por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti
mismo. Tu  meta es descubrir quién eres, al haber  negado tu Identidad
atacando a la creación y a su Creador. Ahora estás aprendiendo a
recordar la verdad. Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el 
perdón, de manera que los pensamiento de vida puedan reemplazar a los
pensamiento de muerte (L-pI.62.2).

El ego ve todas las situación como si consistieran de dos categorías: aquellos que son atacados y aquellos que atacan; i.e, víctimas y victimarios. El Espíritu Santo igualmente ve dos categorías, aunque las Suyas son totalmente libres de ataque y de culpa. Cada situación en el mundo, a tono con su amorosa percepción, es o una expresión del amor de Dios o en todo caso una petición de éste. Por lo tanto, aquellos que parecen estar atacando simplemente están expresando el concepto de culpa y de miedo que  tienen de sí mismos, el cual están defendiendo al seguir el plan de salvación del ego mediante el ataque a alguien más. Así es cómo están clamando por el Amor de Dios que en su antigua memoria creen que negaron y del cual no son dignos:

Si el ataque es lo único que da miedo, y si consideras al ataque como
la petición de ayuda que realmente es, te darás cuenta de la irrealidad
del miedo. Pues el miedo es una súplica de amor, en la que se reconoce
inconscientemente lo que ha sido negado (T-12.I.8:12-13).

Amanda Clark - Fine Art-
El proceso funciona de esta manera: Ya hemos señalado que el ego siempre proyecta su culpa en la forma de odio y ataque. Así que el primer paso del perdón consiste en que reconozcamos que, como enseña el libro de ejercicios, jamás estamos enfadados por la razón que  creemos y que nuestra ira no se justifica nunca. También tenemos que reconocer que no podemos hacer esto solos.  Un curso de milagros recalca que el Espíritu Santo sólo necesita nuestra mínima disposición  a cuestionar la validez de nuestros juicios. Con Su ayuda retiramos nuestras proyecciones del exterior de de nosotros y las traemos nuevamente a nuestro interior, y recordamos que cada uno de nosotros es el soñador de este sueño de represalias. Así que podemos tomar la decisión de tener un sueño feliz de perdón en el cual estamos unidos con nuestros "enemigos" en un deseo a menudo inconsciente de despertar de este sueño infernal, en lugar de permanecer diferentes y separados por las proyecciones de culpa y ataque de nuestro ego.
Una vez que hemos eliminado nuestras proyecciones y como tomadores de decisiones hemos aceptado total responsabilidad por nuestros sentimientos de separación y de perjuicio, el próximo paso en el proceso del perdón es pedir la ayuda del Espíritu  Santo para cambiar las percepciones de nosotros mismos. Así que pedimos no sólo perdonar la situación, sino el perdón para nosotros mismos. Leemos en el Curso:

Frente al odio que el Hijo de Dios puede tener contra sí mismo, se
encuentra la creencia de que Dios es impotente para salvar lo que El 
creó del dolor del infierno. Pero en el amor que él se muestra a sí 
mismo, Dios es liberado para que se haga Su Voluntad. Ves en tu 
hermano la imagen de lo que crees es la Voluntad de Dios para tí. Al
perdonar entenderás cuánto te ama Dios,pero si atacas creerás que te 
odia, al pensar que el Cielo es el infierno. Mira a tu hermano otra vez,
pero con el entendimiento de que él es el camino al Cielo o al infierno,
según lo percibas. Y no te olvides de esto: el papel que le adjudiques
se te adjudicará a ti, y por el camino que le señales caminarás tú también 
porque ése es tu juicio acerca de ti miso (T-25.V.6).

En otras palabras, ningún error que nosotros o los demás hayamos cometido justifica nuestra ira o nuestra culpa las cuales, en el sistema del ego, tienen que conducir al castigo.  Como Un curso de milagros enseña repetidamente, el ego exige que se castiguen los pecados mientras que el Espíritu Santo sólo ve errores que necesitan corrección. 
A manera de ejemplo, tomemos una relación íntima en la cual nos sentimos agraviados y por consiguiente heridos debido a lo que hemos juzgado como un trato injusto. Como estudiantes de  Un curso de milagros, reconocemos que esta es otra situación en la cual podemos  practicar el perdón en el salón de clases de nuestras vidas. Al saber que tenemos un Maestro interno en nuestras mentes, tomamos la decisión de pedir Su ayuda. Eso conlleva a un reconocimiento de que nuestros sentimientos de ira, de dolor y de condenación no es lo que más nos conviene, puesto que "Abrigar resentimientos es un ataque contra el  plan de Dios para la salvación " (L-pI.72).
Este proceso de evaluación requiere únicamente un poco de buena voluntad de nuestra parte para cuestionar nuestras interpretaciones de la situación. Como Un curso de milagros pregunta: " Preferirías tener razón a ser feliz " (T-29.VII.1:9) La mente errada siempre querrá tener  "razón ", pero a  expensas de nuestra  felicidad. La  "exactitud " del ego es siempre es siempre alguna forma de ataque y de odio, la cual sólo puede conducir  a que se refuerce la culpa y la angustia. La mente correcta toma en cuenta la advertencia del Curso  "Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como que se te está tratando injustamente " (T-26.X.4:1), y de ese modo elige la felicidad de dejar a un lado los juicios de " correcto " y " equivocado ", " víctima  y victimario ". El resultado inevitable es la dichas de recordar la unidad de todas las personas, sin excepción alguna.   
El perdón también conlleva el aceptar el doloroso hecho de que inconscientemente hemos querido que se nos trate injustamente, pues esto justifica entonces el concepto de nuestro yo de víctima inocente. Sin victimarios, obviamente este concepto no puede mantenerse. Por lo tanto, como lo explica un  curso de milagros, nosotros continuamente enviamos mensajeros del miedo para que nos traigan los mensajes deseados que dan testimonio de la "realidad" de un mundo hostil e indiferente. Contra este mundo necesitamos constante vigilancia y  protección, lo cual conlleva a menudo sentimientos justificados de venganza.  Así que seamos "responsables" o no de las acciones de los demás en determinada situación, somos responsables de desear el trato injusto, y por consiguiente somos responsables de nuestras reacciones de inocencia o de ira. Como afirma Un curso de milagros en un pasaje muy poderoso:

El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el  que se está
 haciendo todo esto a si mismo. No importa cuál sea la forma del
ataque, eso sigue siendo la verdad. No importa  quién desempeñe el
 papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad.
 No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento 
que sientas, eso sigue siendo  verdad. Pues no reaccionarías en absoluto 
ante las figuras de un sueño si supiese que eres tú el que lo está soñando.
No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos
sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu
propio sueño (T-27.VIII.10).

Nuestro ego ha poblado el mundo con relaciones especiales, como ya hemos señalado. Estas son las que tenemos que perdonar, tanto a aquellas que hemos odiado como a las que creemos haber amado. Entregadas al Espíritu Santo, estas mismas relaciones que han sido el  hogar dela culpa y que nos han aprisionado más todavía en el mundo  del ego, son transformadas por el Espíritu Santo en relaciones santas; esto es, relaciones cuyo propósito se ha cambiado de la culpa al perdón, de la impiedad a la santidad:

La relación santa refleja un proceso de perdón, en el cual la experiencia común de las personas al relacionarse es alternar entre el especialismo y la santidad; en un momento guardan  resentimientos, en el próximo los sueltan, sólo para retomarlos más adelante. Un curso de milagros emplea el término "instante santo" para denotar este intervalo cuando elegimos el milagro del perdón en lugar del ataque y de los resentimientos, elegimos que una relación santa to me el lugar del especialismo: 

La relación santa es la expresión del instante santo mientras uno 
viva en este mundo. Como todo lo relativo a la salvación, el instante
santo es un dispositivo práctico, del que dan fe sus resultados.El
instante santo nunca falla.  La experiencia que suscita siempre se deja
sentir. Mas si no se expresa, no se puede recordar. La relación santa es  
un constante recordatorio de la experiencia en la que la relación se
convirtió en lo que es (T-17.V.I:1-6)

Lo único que se te pide es que le hagas sitio a la verdad. No se te pide 
que inventes o que hagas lo que está más allá de tu entendimiento. Lo
único que se te pide es que dejes entrar a la verdad, que ceses de 
interferir en lo que ha de acontecer de por sí. . . El instante santo no es
un instante de creación, sino de reconocimiento. Pues el reconocimiento
procede de la visión y la suspensión de todo juicio... Deshacer no 
es tu función, pero sí depende de ti el que le des la bienvenida o no
(T-21.II.7:6-8;8:2-3.5).

Mas repito, este es un instante que debemos elegir continuamente hasta que se haga tan habitual como la respiración, y los instantes santos aumentan de modo que nuestro día entero se convierta en un solo instante santo de perdón. Esta es la actitud y la visión que constituye la meta del mundo real del Curso.

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