Aferrarse Perpetúa El Dolor 

Buttler Horacio, La Casa Roja 
La biblia nos dice que se castigarán los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación. Pero culpar a nuestros padres, esposos o hijos por nuestros defectos es una burda parodia de la vida. En algún momento el pecado tiene que terminar y podemos
 ponerle fin renunciando a todo el dolor que hemos atesorado dentro de nuestra relación, haciéndonos así responsables de nuestra propia curación .

Hace muchos años, escuché que la Dra. Elisabeth Kübler-Ross  estimaba que el 25% de los niños son maltratados. Hoy en día, esa cifra se considera moderada. Si tomamos en cuenta el abuso psicológico y emocional, la cifra real sin duda es mucho más elevada. La curación de esa clase de experiencia bien puede parecer una tarea tremenda, pero seguir aferrados a la culpa y por ende proyectarla, sólo perpetúa el dolor. Mantener viva la experiencia, hace que los  patrones abusivos tengan muchas posibilidades de volver a ocurrir en nuestras relaciones como adultos.

Como adultos, entonces es necesario que perdonemos a nuestros padres (vivos o muertos) de manera que  podamos seguir adelante con otras relaciones. Un día, hablando con mi madre por teléfono, me di cuenta del poco tiempo que realmente tenemos para estar con el otro, del poco tiempo que nos queda para estar juntos, y entendí que compartir cualquier cosa que no sea amor, es una forma tonta de perder el tiempo.

Hace falta que perdonemos a nuestros padres por no haber sido distintos, por no haber sido más inteligentes, ricos o amorosos. Hace falta que los dejemos de culpara y aceptar la realidad que nuestros padres son (fueron).

"El perdón es renunciar a toda esperanza de tener un pasado mejor".
                          Dr. Gerald Jampolsky.

La buena nueva es que somos libres de elegir el amor a hora. Como padres, hace falta que aceptemos a nuestros hijos por lo que son y nos dediquemos a amarlos.

El show televisivo de Geraldo Rivera, tuvo una vez como invitadas a  "muchachas robustas y sus madres". Una de ellas dijo que deseaba que su madre dejara de hablarle de su peso. Explicó que estaba felizmente casada, que su esposo no la fastidiaba, y que quería que su madre dejara de insistirle en el tema. El micrófono luego pasó a la madre que señaló: "Bueno, si yo  no le insisto sobre el tema, ¿quién lo hará?". Por más que alguien nos mortifique con un problema, la verdad es que lo que necesitamos hacer, nadie tiene que decírnoslo. Si tienes un problema de sobrepeso, no hay nadie que sea más consciente del problema que tú.

"Deja en libertad a tus hijos si quieres conservarlos".
                        Malcom Forbes.

A nadie le gusta ser objeto de críticas,  y si la crítica procede de nuestros padres o cónyuges, es mucho más difícil de soportar. Una cosa es que tu asesor financiero te diga que malgastas tu dinero. Otro muy distinta es que tu madre te diga que malgastas tu dinero; ella es la última persona de la que que quieres escucharlo.

Nosotros somos responsables de estar aquí. Para ser felices hace falta que abandonemos todos los resentimientos sobre el pasado. Sólo la decisión que estoy tomando a hora - no lo que haya sucedido en el pasado - puede quitarme la experiencia del amor. Sólo nuestra propia decisión de sanar y perdonar puede llenar nuestras vida con el Amor que siempre fue nuestro.


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