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2. Esta belleza no es una fantasía. Es el mundo real, resplandeciente, puro y nuevo, en el que todo refulge bajo la luz del sol. No hay nada oculto aquí, pues todo ha sido perdonado y ya no quedan fantasías que oculten la verdad. El puente entre ese mundo y éste es tan corto y tan fácil de cruzar, que nunca te hubieses podido imaginar que fuese el punto de encuentro de mundos tan dispares. Mas este corto puente es la cosa más poderosa conectada a este mundo. Este ínfimo paso, tan pequeño que ni siguiera has reparado en él, es un salto que te lleva a través del tiempo hasta la eternidad, y te conduce más allá de toda fealdad hacia una belleza que te subyugará y que nunca cesará de maravillarte con su perfección.
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4. Las estrellas se desvanecerán en la luz, y el sol que iluminó al mundo para que su belleza se pudiese apreciar desaparecerá. La percepción no tendrá razón de ser cuando haya sido perfeccionada, pues nada que haya sido utilizado para el aprendizaje tendrá función alguna. Nada cambiará jamás; y las fluctuaciones y los matices, así como las diferencias y contrastes que hacían que la percepción fuese posible cesarán. La percepción del mundo real será tan fugaz que apenas tendrás tiempo de dar gracias a Dios por él. Pues una vez que hayas alcanzado el mundo real y estés listo para recibir a Dios, Él dará de inmediato el último paso.
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6. Esta belleza brotará para bendecir todo cuanto veas, conforme contemples al mundo con los ojos del perdón. Pues el perdón transforma literalmente la visión, y te permite ver el mundo real alzarse por encima del caos y envolverlo dulce y calladamente, eliminando todas las ilusiones que habían tergiversado tu percepción y que la mantenían anclada en el pasado. La hoja más insignificante se convierte en algo maravilloso, y las briznas de hierba en símbolos de la perfección de Dios.
7. Desde el mundo perdonado el Hijo de Dios es elevado fácilmente hasta su hogar. Y una vez en él sabrá que siempre había descansado allí en paz.Incluso la salvación se convertirá en un sueño y desaparecerá de su mente. Pues la salvación es el final de los sueños, y dejará de tener sentido cuando el sueño finalice. ¿ Y quién, una vez despierto en el Cielo, podría soñar que aún pueda haber necesidad de salvación ?
8. ¿ Cuánto deseas la salvación ? Pues ella te dará el mundo real, el cual está esperando ansiosamente ese momento. Las ansias del Espíritu Santo por dártelo son tan intensas que Él no quisiera esperar, si bien espera pacientemente. Une Su paciencia a tu impaciencia para que tu encuentro Él no se demore más. Ve gustosamente a encontrarte con tu Redentor, y con absoluta confianza abandona con Él este mundo y entra al mundo real de belleza y perdón.
II. El mundo perdonado
Un Curso de Milagros
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