Nadir Alfonso - Alegría ordenada - 
                                                                               La relación especial de amor es el  arma principal 
del ego para impedir que llegues al Cielo... no es más
que un pobre sustituto de lo que  en verdad es - y no
en ilusiones - te completa.
                                            (T-16.V.2:2; T-16.IV.8:4)

Durante nuestra vida generalmente pasamos mucho tiempo con relaciones dependientes, necesarias. Pueden ser nuestros padres, amigos, parejas, hijos, empleados o alguien que creemos que satisface nuestras necesidades. También creamos dependencia con comida, dinero, alcohol, cigarrillos, libros, coches, ropas y otros elementos materiales. Todo esto está basado en la idea de que la felicidad reside fuera de nosotros, en el mundo de la forma del ego. El Curso  se refiere a esta formas como ídolos que tienen la función de asumir para nosotros el lugar del amor de Dios. 

¿ Qué es eso que nos fuerza a buscar la paz y la alegría fuera de nosotros mismos ? Cuando rompimos nuestro lazo consciente con nuestro hogar en el Cielo, quedamos con un inmenso vacío en la mente. El Curso se refiere a esto como  " el principio de escasez ". Sentimos que algo muy importante faltaba en nuestras vidas pero no éramos conscientes de lo que era. El mecanismo de negación del ego no sólo nos  permitió esconder nuestra culpa, sino que también nos quitó el recuerdo del hogar.  Pero no nos pudimos olvidar completamente de Dios y de Su Reino, de modo que queda un recuerdo vago y perturbador.

Este mundo en el que pereces vivir no es tu hogar.
Y en algún recodo de  tu mente sabes que esto es verdad.
El recuerdo de tu hogar sigue rondándote, como
si hubiera un lugar que te llamase a regresar, si bien
no reconoces la voz, ni lo que ésta te recuerda. No 
obstante, aquí sigues sintiéndote como un extraño,
procedente de algún lugar desconocido.

                                                (W-pI.182.1:1.4)

No hay nadie que venga aquí que no abrigue alguna 
esperanza, alguna ilusión persistente o algún sueño de que hay
algo fuera de sí mismo que le puede brindar paz y felicidad.
Si todo se encuentra en él, eso no puede ser verdad. . . 
No busques fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás 
cada vez que un ídolo se desmorone. El Cielo no se
puede encontrar donde no está, ni es posible hallar paz en
ningún otro lugar excepto en él . . . Pues todo tu dolor procede 
simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de
insistir que sabes dónde encontrarlo. ¿ Y qué pasaría si no
estuviese allí ?  ¿ Preferirías tener razón a ser feliz ?
     
                                                 (T-28.VII.2:1-2,1:1-9)


Al volvernos al ego para requerir su consejo,  éste nos dice que ciertamente algo nos falta y que la única solución para nuestra infelicidad es buscar fuera de nuestra mente y encontrarlo en el mundo. Una vez más la solución que nos da el ego dirige nuestra búsqueda lejos del amor del Espíritu Santo en la mente y hacia el mundo exterior, y así asegura su continuidad.  Nos embarcamos en una infructuosa búsqueda de la felicidad donde no se la puede encontrar.


Debes haber notado una descollante característica
en todo fin que el ego haya aceptado como propio.
cuando lo alcanzas, te deja insatisfecho.

                                         (T-8.VIII.2:5-6)

Nadir Alfonso - Procissâo em Veneza(2002)
Nuestra pobreza espiritual se traduce en una búsqueda de dinero.  Sin embargo, nunca es bastante para satisfacernos. Cuando compramos ropa nueva, con frecuencia sentimos una satisfacción inicial, pero más tarde, vemos otra cosa que es más atractiva que la que compramos primero y entonces deseamos eso otro. O podemos traducir nuestra necesidad de reunirnos con Dios como una necesidad de juntarnos sexualmente con otro cuerpo. Sentimos que una unión sexual frecuente será un sustituto satisfactorio de una unión espiritual. Nada de  lo escrito hasta aquí implica que el mundo de la forma del ego es pecador y debe ser evitado. Esto haría el "error real" y llevaría al ascetismo y  autoenvilecimiento. Concentrarse en nuestra desvalorización o escaparse a través de la búsqueda del placer, sirve a la meta del ego de mantenernos culpables y centrados en el mundo. Para el Espíritu Santo, el mundo no es  sino el aula de una experiencia donde, en lugar de encontrar culpa, podemos aprender a perdonar y comenzar a despertar del sueño de la separación. Debemos "estar en el mundo pero no ser del mundo", en el sendero medio, como enseñó el Buda hacer 2.500 años.

No hay  nada como una relación, prescindiendo de su forma, para traer a nuestra conciencia todo lo que necesitamos curar y  perdonar en nuestra mente. Sin el espejo de una relación, sería difícil descubrir nuestra culpa. Todas nuestras relaciones deben comenzar con el objetivo de satisfacer las necesidades de nuestro ego. Dar amor incondicional a una persona parece ser una contradicción. Cuando finalmente despertemos a lo que somos realmente, nuestro amor se extenderá a todos por igual y sin excepción. Por eso necesitamos las relaciones de este mundo para aprender el perdón.


Nadir Alfonso - Madrasa - 
Consideremos más de cerca qué pasa en una relación especial de amor. Tomaremos como ejemplo de una relación codependiente, la relación entre dos personas que se aman. Lo que tenemos que investigar, no obstante, se aplicará a todas las relaciones basadas en necesidades. Al sentir la pena y el vacío en nuestro interior, buscaremos a alguien que llene este vacío. Es como si tuviéramos un agujero en el fondo del corazón que esperamos poder llenar con algo externo a nosotros. Buscamos a alguien especial con alguna característica específica. Nuestro ego siempre es muy selectivo y nos confeccionará una lista apropiada como si fuera una lista de compras. Incluirá toda clase de cuerpos y características requeridas para nuestra pareja;  su edad, formas, color y grado de belleza, y si tiene o no sentido del humor, o es cariñoso, sensible y solícito.


La relación especial no significa nada sin un cuerpo.
Si le atribuyes valor a la relación especial, tienes
que atribuírselo también al cuerpo.  Y no podrás sino 
conservar aquello a lo que atribuyas valor. La relación
especial es un recurso para limitar tu ser a un 
cuerpo, y para limitar la percepción que tienes
de los demás a los suyos.

                                                (T-16.VI.4:1-4)

Quizás estamos buscando un "padre protector" o una "madre cariñosa" para que nos  cuide. Tal vez queremos en cambio un "niño dependiente" porque sentimos la necesidad de tener a alguien a quien salvar. Cuando encontramos a alguien que satisface nuestra necesidades ( cumple nuestras listas de compras) y nosotros llenamos sus necesidades, se origina una relación de amor. Con frecuencia a este período se lo llama luna de miel, donde ambos participantes experimentan felicidad, el sentimiento de que al fin el vacío se ha llenado. Ellos dicen que se han enamorado, pero en realidad lo que ha pasado es que han sucumbido a sus necesidades. Mientras éstas sean mutuamente satisfechas, los participantes no tienen conciencia de que su relación no es más que otra relación especial de odio con un ribete atractivo. Nuestra pareja continuamente nos recuerda la falta de autoestima, por la verdadera razón de que la estamos usando para llenar nuestro vacío insondable.  Odiamos esta falta de autoestima y culpa en nuestro interior, de modo que odiamos aquello que nos lo recuerda. Nuestra dependencia en nuestra pareja engendrará descontento porque detestamos depender  de otros. Así que la relación especial termina aumentando nuestra pena y el vacío, en vez de reducirlo como inconscientemente habíamos esperado.  Aquí vemos con claridad la meta de todas la relaciones especiales, ya sea de amor o de odio, que es crear culpa, y así mantener nuestra fe en el ego.


Sin embargo, mientras más detenidamente examines
la relación especial, más claro te resultará que no
puede sino fomentar la culpabilidad,  y que por lo
tanto , no puede sino  aprisionar.

                                          (T-16.VI.3:4)

El ego nos ha dicho que somos pecadores y nuestra culpa es la prueba de que el ego debe tener razón. Cuando ya no se cumplen nuestras necesidades, el odio escondido por nuestra pareja sale a la superficie y el ego nos lo hace proyectar en ella. Una vez más nuestro enojo se siente justificad cuando intentamos satisfacer nuestras necesidades haciendo que  nuestra pareja se sienta culpable. " ¡Me dijiste que me amabas y mira cómo me tratas ! ", es una táctica familiar del ego.

Aún si se repara la relación y nos "componemos", queda sembrada la sombra de una duda. Ésta aumentará cada vez que haya una caída y quedará registrada la duda acerca del futuro de la relación. En este punto, el ego puede aconsejarnos encontrar una pareja más apropiada. Este ciclo puede repetirse una y otra vez, donde continuamente atraeremos otra pareja y surgirá el mismo modelo.

Pero contamos con la guía del Espíritu  Santo si la deseamos. Si nos volvemos a Él en cualquier punto de este ciclo,  Él  nos dirá que cambiemos la meta de nuestra relación de especial a santa para que podamos aprender Sus lecciones de perdón. 

Resumen
Al creer que la separación de Dios ha ocurrido en realidad, quedamos con un profundo sentimiento de pecado y la consecuente sensación de culpa que lo acompaña. Como se dijo previamente, es una ley psicológica que la culpa demanda castigo, y ahora tenemos miedo de que esto nos pase a nosotros. Nos volvemos al ego para que nos ayude con esta carga. Aunque la presencial del Espíritu Santo nos diría que no tenemos nada que temer, que todo no es más que un sueño tonto, tenemos miedo  del Espíritu Santo porque Él es un agente de un Dios enojado y vengativo. El consejo del ego es simple, lo único que necesitamos es negar que se produjo la separación de dios así como toda la culpa que cargamos, y proyectarla en nuestras relaciones  y el mundo en general. Ya no somos nosotros los que tenemos problemas sino todo o todos los demás. Lo que aborrecemos en nosotros ahora lo negamos y lo proyectamos en nuestros enemigos ( relaciones especiales de odio ). Nuestro enojo hacia  ellos les pide que cambien su comportamiento como un modo de restaurar nuestra paz perdida. El problema lo vemos a hora fuera de nosotros y así es imposible que se cure.



Nadir Alfonso - Horus - 
El arma más poderosa que tiene el ego contra Dios es la relación especial de amor. Al sentir que hay algo que nos falta seriamente ( llamado "principio de escasez " ) buscamos algunas personas especiales ( personas queridas, amigos,  padres, terapeutas, etc. ) para llenar nuestros huecos de desesperanza con sus atributos ( dinero, admiración,  sexo, seguridad, ayuda, etc.) De esta manera buscamos un sustituto para la única relación que nos satisfará, nuestra relación con Dios, que pensamos que hemos perdido para siempre.

El Espíritu Santo nos aconsejaría usar estas mismas relaciones como clases para aprender el perdón. El Espíritu Santo puede usar todo lo que usa el ego, pero para propósitos distintos, por ejemplo, unir en lugar de separar. En nuestra relaciones especiales de amor manipulamos a las personas para cumplir nuestras necesidades, creando negocios donde intercambiamos regalos entre nosotros, regalos que creemos que necesitamos unos de otros. No obstante, el ataque injustificado en la relación especial de odio y la manipulación y el ataque disfrazado de relación especial de amor sólo aumentan nuestro nivel de culpa. De esta manera, siguiendo el consejo del ego sólo aumenta nuestra culpa, que es exactamente lo que el ego siempre quería, porque ahora continuaremos con nuestra fe en su realidad. Creamos el sistema de pensamiento del ego y él lucha por sobrevivir. Su consejo mantiene nuestro sentido de la separación y nos mantiene en un círculo vicioso de culpa y ataque.

Toda enfermedad proviene de la separación. 
Sigue cuando la separación es negada.

                         (T-26.VII.2:1)

Michael Dawson
EL MILAGRO DE LA AUTOCURACIÓN
Inspirado en UN CURSO DE MILAGROS








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