Keith  Haring 

 A medida que te acercas a un hermano te acercas

a Mí, y a medida que te alejas de él, la distancia entre
tú y Yo aumenta. La salvación es una empresa de co-
laboración. No la pueden emprender con éxito aque-
llos que se desvinculan de la Filiación, porque al hacer
eso se desvinculan de  Mí. Dios acudirá a ti  sólo
en la medida en que se lo ofrezcas a tus hermanos.
                                                                       (T-4.VI.8:1-4)

Las relaciones  son necesarias para  mostrarnos que lo que necesitamos curar se encuentra bajo las barreras de la negación. Esto se aplica a todas las formas de la relación. Cada vez que entramos en contacto con otra persona se nos brinda una oportunidad para mirar en nuestro interior y perdonar las ilusiones que abrigamos de nosotros mismo. Sin el reflejo que vemos en los otros nos sería imposible encontrar toda la culpa que hemos negado. Esta culpa que todos llevamos está enterrada en las profundidades de nuestra mente y protegida por una pared de negaciones. Como una defensa más, lo que negamos lo proyectamos en el mundo, y especialmente en otras personas.

El ego nos dice que no somos nosotros los que tenemos un problema sino la gente con la que nos relacionamos. Sin embargo, a los ojos del Espíritu Santo estas mismas personas son nuestros maestros, porque sin ellos nos sería imposible ver lo que hemos negado. Necesitamos que algo ajeno a nuestra mente cerrada nos muestre lo que verdaderamente tenemos en su interior. Cuando se nos muestra algo de nosotros que no nos gusta, el ego nos dice que ataquemos a la otra persona. Es lo mismo que si rompiéramos un espejo con un ladrillo porque no nos gusta lo que refleja.

En la antigüedad se empleaban mensajeros para llevar noticias importantes a los soberanos. No era raro que se ejecutara a aquel que llevara  noticias perturbadoras. Como no quería hacerse responsable por los efectos del mensaje, el gobernante proyectaba la causa de su turbación con un ataque contra su mensajero. De la misma manera, nuestros amigos, enemigos, padres, seres queridos, empleados o hijos, continuamente nos traerán mensajes de lo que hemos negado en nosotros y por lo que los hemos culpado.

Toda vez que sentimos la más leve irritación en presencial de alguien, se activa la culpa que tenemos oculta. Si en ese  momento, en lugar de agredir a la otra persona, le pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a encontrar la paz otra vez, en un instante se anulará el sistema de pensamiento del ego. Habrá un cambio de una relación especial de odio a una relación sagrada deseable. La La otra persona entonces  ya no será más un enemigo, y se transformará en nuestro maestro.

Sin las otras personas actuando como espejos para lo que está encerrado en nuestra mente inconsciente, encontraríamos muy difícil descubrir todo lo que necesita perdón en nosotros mismos. Cuando nos responsabilizamos de nuestros propios sentimientos, comenzamos a ver, con la ayuda del Espíritu Santo, que lo que nos molesta del mundo no es más que un reflejo de lo que nos molesta de nosotros.

Si la actitud que tenemos hacia otra persona puede ser de  responsabilidad, verdad, perdón, unión e intereses compartidos ( por ej.:  despertar del sueño de la separación ) , entonces creamos lo que el Curso llama una " Relación Santa ". Hemos invitado al Espíritu Santo a nuestra relación. Es muy difícil mantener esta actitud, porque es lo contrario de lo que nos aconseja el ego. Sin embargo, podemos  tener como objetivo una relación santa, aceptando que muchas veces tendremos en cuenta la advertencia del ego y atacaremos otra vez.

Esto se aplica en particular al comienzo de una relación santa  en que el ego trata de convencernos de que volvamos a la relación especial de odio que tuvimos una vez. Como el objetivo de nuestra relación empieza a pasar de especial a santa, con frecuencia sentimos que perdimos algo importante.
¿ Adónde fue el romance y la pasión ? , puede exclamar un amante. Un  hijo o una hija puede decir :  "Mis padres eran todo para mí, pero ya no parecen ser tan especiales ". Cuando el deseo de tener  gente especial en nuestras vidas comienza a desaparecer, el ego nos advierte que volvamos a lo que una vez pareció funcionar para nosotros.

Se aprende la relación santa, un paso importante
hacia la percepción del mundo real. Se trata de la antigua
relación no santa, transformada y vista de forma
diferente . . . .La única etapa difícil es la del principio.
Pues aquí se cambió en forma abrupta la meta de la
relación a exactamente lo opuesto de lo que era . . . Esto
se logra muy rápidamente, lo que hace que la relación 
parezca perturbada, separativa, y hasta muy inquietante . . .
Muchas relaciones se han quebrado en este
punto, y se ha restablecido la búsqueda del antiguo
objetivo en otra relación . . . Encontrarás muchas oportunidades 
para culpar a tu hermano por el "fracaso" de
tu relación, porque a veces parece no tener  propósito.
Te acosará la sensación de ir a la deriva, que te recordará todos
los modos que una vez buscaste y creíste
hallar para satisfacerte.  No olvides ahora la  miseria
que en  realidad encontraste y no insufles vida a tu ego.
                                          (T-362f,2da.ed.)
Kenneth Wapnick enfatizó la importancia de darse cuenta de cómo la relación santa es una actitud que tenemos hacia otra gente; sólo  necesitamos una persona para establecerla. Imaginarme atrapado en una isla desierta me ayuda a reconocer la verdad de esta afirmación. ¿ Sería imposible tener una relación santa desde el momento que no hay nadie a mi alrededor ? ¿  Perdería la oportunidad de crecer ?  No obstante, si me doy cuenta de que  lo que importa es la actitud de mi mente respecto a lo que recuerdo acerca de la gente, comprendo que todavía necesito practicar el perdón. De  la misma manera, si súbitamente muere una persona a la que yo  odio, todavía podría lograr una relación santa con esa persona si aprendí a perdonarme.

Tu pareja puede no compartir  tu camino espiritual y hasta serte hostil. Sin embargo, todavía puedes tener una relación santa con ella. aprender a estar en paz con una persona colérica producirá un crecimiento acelerado. Esto no quiere decir que tenemos que permanecer con una persona con la que no nos sentimos bien. Al Espíritu Santo no le interesa la forma de la relación, ya sea que estemos juntos o separados, pero sí que aprendamos de la mejor manera nuestra lecciones de perdón.

Jesús tiene una relación santa con cada uno de nosotros, ya sea que uno la tenga con Él  o no. Es por eso que pudo permanecer en paz durante su captura, su juicio y su crucifixión. aún mientras los soldados clavaban su cuerpo, solamente vio Hijos de Dios dormidos, que pedían Su amor. Él les dio Su a mor sin atacarlos y sin defenderse. Al saber que   Él no era su cuerpo, que era eterno, espíritu sin forma, sabía que no podía ser atacado, por lo tanto no tenía necesidad de defenderse. Sólo cuando nos identificamos con nuestro cuerpo sentimos la necesidad de defendernos. Cuando nos hagamos cargo de nuestra verdadera realidad, y de que " nada real puede ser atacado, experimentaremos la paz de Jesús.

Una vez me contaron una historia que ilustraba de manera cabal qué es realmente  el perdón  una relación santa. Durante la liberación de cierto campo de concentración, al final la segunda guerra mundial, los aliados decubrieron a un prisionero que lucía un estado de salud particularmente bueno , considerando las condiciones bajo las que había vivido. Supusieron que había vivido en el campo de concentración durante poco tiempo Cuando les dijo que había estado cuatro años, sospecharon que había colaborado con los alemanes, Sin embargo, cuando notaron que los otros reclusos lo trataban con respeto, se dieron cuenta  de que tenía que haber otras explicación. Le pidieron que les contara su historia, y esto es lo que les dijo:
Kaith Haring is an artist who "tagged" public places un NY witth
messages of hope
Cuando fue el levantamiento de los judíos en el ghetto de Varsovia, lo capturaron junto con su esposa y sus hijos.  Los soldados dispararon a su familia ante su vista, pero no a él. Les pidió que lo mataran también, pero rehusaron hacerlo, ya que les sería más  útil en el campo de concentración debido a su conocimiento del idioma. Es ese momento supo que, a menos que los perdonara, y por lo tanto se perdonara a sí mismo,él sería igual a Hitler. Con este acto de perdón, pudo ver el miedo en los soldados, y lo tomó como un pedido de amor. Había aceptado el juicio del Espíritu Santo.  Durante lo años que pasó en el campo, no percibió diferencia entre las víctimas y los victimarios. Ambos grupos tenían miedo, y  de esa manera estaban pidiendo amor. No tomó partido, viendo a todos iguales. Esto le permitió conservar su sentimiento de fortaleza y paz interior, manteniendo una relación santa con todos los que encontraba. Esta historia ilustra que nada de este mundo es bueno  ni malo, sino simplemente neutral. Todo puede ser usado por el Espíritu Santo como un aula en la que se puede aprender el perdón, la paz y la alegría.

No tienes idea del tremendo alivio y de la  profunda
paz que resultan de estar con tus hermanos o
contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase.
                                             (T-3.VI.3:1)


Michael Dawson
EL MILAGRO DE LA AUTOCURACIÓN
Inspirado en Un Curso de Milagros






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