V. van Gogh ´s Starry Night over the Rhône |
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Al fracasar en perdonar, nos condenamos a un círculo aparentemente interminable en el cual el pasado se repite en el presente, lo que Freud llamó repetición - compulsión. Las lecciones que fracasamos en aprender en un período temprano en nuestras vidas se presentan de nuevo, y nos ofrecen oportunidades que se repiten hasta que se aprenda la lección. Esta no es la cruel idea de una broma que tiene el Espíritu Santo, sino Su forma amorosa de ayudarnos a atravesar por un problema de culpa que de otro modo no podríamos haber atravesado.
Si elegimos ver la lección como una carga adicional y una maldición, permaneceremos condenados por la culpa que se refuerza a través de proyectar la culpa sobre los demás. Cuando nos decidimos a aprender la lecciones y elegimos perdonar, correspondientemente perdonamos a todos los que no perdonamos en el pasado.
van Gogh Wheat Field with Cypresses |
La decisión de permitir que el Espíritu Santo tome nuestras decisiones por nosotros es insultante sólo para el ego, y éste nos acusaría de quietismo o pasividad neurótica. Sin embargo, nuestra pasividad radica simplemente en dejar atrás a nuestro ego de modo que el ímpetu para nuestra vida proceda de Dios. Energizados por Su Poder, salimos al mundo a realizar la obra del Espíritu Santo, al tenerlo a Él como guía, en lugar del ego. Nos tornamos pasivos a los caprichos del ego pero activos a la Voluntad de Dios. Esto nos asegura que Su Voluntad se hace en nuestros corazones y a través de todo el mundo, de manera que todos encuentran la paz en medio de la guerra, unidad en la disensión y amor frente al odio.
EL PERDÓN Y JESUS
Cap. 5
Conclusión: Fe, oración y perdón
Nuestra función de perdonar
Kenneth Wapnick Ph. D
Kenneth Wapnick Ph.D