Dos Perros. Rufino Tamayo 1941 |
En esta oportunidad, me gustaría compartir una práctica espiritual que yo denomino "Cruzando El Puente".
Luego de describirla, comentaré con ustedes algunas cuestiones que esta práctica me ha ayudado a descubrir.
Cruzar el puente es una práctica simple que puede ser utilizada en cualquier ocasión en la que no te sientas perfectamente en paz.
Para muchos de nosotros, esto significa que podemos utilizarla ¡ con mucha frecuencia !
Esta práctica no requiere más de un minuto o dos, aunque bien puede ser utilizada durante períodos de tiempo más prolongados.
En la práctica de "Cruzar El Puente", comenzamos haciendo un inventario de todo sentimiento que no nos hable de paz, pensamientos y percepciones que estamos experimentando, sin importar cuan sutil o "trivial" parezca ser.
Luego nos permitimos "cruzar" hacia el opuesto de cada pensamiento en nuestra lista.
Permitanme darles un ejemplo de esta práctica. Hace poco, estaba sentado en un café leyendo algo.
Sin embargo, me sentía emocionalmente distraído. No me podía concentrar. Decidí utilizar esta práctica, con el propósito de moverme hacia una sensación de mayor claridad y paz.
Para comenzar, tomé una hoja de papel y la dividí en dos columnas. En la primera, escribí una lista de mis pensamientos, sentimientos y percepciones que no me hablaran de paz.
En la segunda columna, escribí sus opuestos, y me permití "cruzar" hacia la experiencia de esos opuestos lo mejor que pudiera.
Esto es lo que resultó. Al buscar en mi mente los sentimientos y pensamientos predominantes, lo primero que encontré fue "un sentimientos de ansiedad ".
Escribí exactamente eso en la primera columna. Luego, en la segunda escribí "un sentimiento de paz". Me tomó sólo unos segundos experimentar la sensación de estar cruzando desde la ansiedad a la paz. Era capaz entonces de moverme un poco más.
Escribí el siguiente pensamiento ( sentimiento ) que encontré en mi mente. " Creo que estoy solo ", para luego cruzar hacia su opuesto "Creo que estoy conectado ".
Así proseguí con la lista. Al ir haciéndola, no analicé a fondo por qué me sentía ansioso o solo, o por qué cría o percibía ciertas cosas. Fue suficiente con notar, simplemente notar con total honestidad, lo que estaba sucediendo de un lado del puente y tratar de cruzar hacia el otro.
La lista que escribí era algo como esto:
Un sentimiento de ansiedad Un sentimiento de paz.
Creo que estoy solo . Creo que estoy conectado
Sentimientos de preocupación. Sentimientos de seguridad.
Me veo vulnerable. Me veo con fortaleza.
Sensación de carencia. Sensación de completud.
Rufino Tamayo "Animales" |
En un lado del puente, existe una vida de ansiedades, debilidades, inseguridad y separación. Del otro lado me aguardaban la fortaleza, la plenitud, el amor y la compleción.
Fue en verdad beneficioso definir claramente ambos lados del puente. Escribir mis pensamientos, sentimientos y percepciones que no me hablaban de paz - conjuntamente con sus opuestos - me ayudó a darme cuenta que podía tomar una decisión.
Me podía quedar en el lado del ego en ese puente, o me podía permitir cruzar hacia el lado del espíritu .
La elección estaba delante de mis ojos.
LECCIONES APRENDIDAS
Aprendí enseguida algunas cosas al comenzar a trabajar con la práctica del "Cruzar el Puente". Primero, me di cuenta que no es suficiente con dedicarme a soltar solamente mis enojos "más grandes". Formas más sutiles o escondidas de enojo, tienen el mismo efecto.
Por ejemplo, me di cuenta que cuando discuto con una persona y me quedo con pensamientos de furia durante las diez horas siguientes, se debió a que me encontraba en el lado equivocado del puente.
Esto fue muy evidente. Habiendo trabajado con Un Curso de Milagros, ya sabía que pensamientos de ira o de resentimiento son incompatibles con la paz.
Pero de lo que no me había dado cuenta era de que un suave sentimiento de ansiedad también me mantenía en el lado equivocado del puente, con la misma eficacia que un resentimiento palpable.
De hecho, este ejercicio me ayudó a darme cuenta de qué me paso virtualmente todo el tiempo en el lado equivocado del puente, no para perderme en pensamientos violentos ni llenos de odio, sino más bien en pensamientos más sutiles y ocultos.
Un Curso de Milagros nos dice que ésta es una importante lección que debemos aprender.
En la Lección 5 podemos leer:
No hay disgustos pequeños. Todos perturban mi paz mental por igual.
Ambos nos mantienen en las ataduras del ego. Y son las formas sutiles de enojo las más efectivas para mantenernos atrapados, puesto que son fáciles de ignorar.
El Curso nos alienta a iluminar estos obstáculos, para movernos hacia la paz.
Una segunda lección que aprendí de esta práctica, es que mi mente tiende a preocuparte constantemente con pensamientos de carencia. Una y otra vez, encuentro este tipo de elementos en mi lista:
Un sentimiento de carencia
Un sentimiento de pobreza
Un sentimiento de escasez
Una creencia de que estoy incompleto
Me veo necesitado.
Y así sucesivamente.
Un Curso de Milagros nos dice que tanto la carencia como la escasez son un tema central en el sistema de pensamiento del ego. Sin embargo, nunca antes había visto esta idea tan claramente como al escribir la lista.
Este fluir de pensamientos de carencia resultó ser algo gracioso, una vez que comencé a observarlos.
En la mesa cercana a la mía, unos amigos conversan y yo me siento privado. ¿por qué no tengo más amigos?
Otra persona le dice a otra sobre un negocio exitoso y yo me siento carente. ¿por qué no hago más dinero?
Todo refleja carencia en el lado equivocado del puente. Cada evento, cada situación dispara sentimiento de carencia y escasez.
Pero al tratar de cruzar el puente interior, comenzamos a sentir un enorme sentimiento de compleción.
El Curso nos dice una y otra vez que es imposible estar en el lado del ego de ese4 puente y escapar de los sentimientos de carencia.
Sin importar cuánto trabajemos en este mundo, es imposible estar del lado del ego y encontrar abundancia, amor y plenitud.
Pero cuando cruzamos el puente, esas experiencia salen a nuestro encuentro.
MOVIÉNDONOS CON GRACIA
Permítanme compartir una última idea sobre esa práctica.
Un Curso de Milagros afirma que una asistencia divina nos acompaña cuando queremos cruzar el puente. No se nos pide que crucemos el puente por nosotros mismos.
Simplemente se nos pide que permitamos ser elevados y transportados.
Es la Gracia de Dios la que en verdad no conduce.
Al realizar esta práctica, me ha resultado de mucha utilidad elevar una plegaria. Por ejemplo:
Dios,
Ahora mismo tengo un enorme sentimiento
de carencia.
Y sin embargo reconozco que estoy en el lado equivocado del puente.
Te pido que me ayudes a cruzar este puente.
Por favor, elévame hacia un sentimiento de plenitud.
Si podemos decir esto con verdadero deseo y voluntad, seremos elevados y transportados. Te aliento entonces a que digas tus propias plegarias y que veas qué resulta.
DAN JOSEPH
www.quietmind.info
Boletín Mensual de Milagros en Red.
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