ENTREVISTA REVISTA TÚ MISMO Nº 60 A ROSA MARÍA 



EL ABC DEL AMOR
"No hay nada que esté exento de la esperanza de cambio y mejora", recuerda Rosa María Wynn  

Es la traductora del libro “Un Curso de Milagros” al castellano. Antes de su viaje para
impartir una serie de seminarios en España, dialogamos con Rosa María Wynn para
conocer sus experiencias y pensamientos.

-¿En tiempos tan críticos, en un mundo que no es el que algunos hemos conocido
al nacer, parece que sólo podemos esperar un milagro. ¿Qué es para ti un
milagro?
-Un milagro es un suceso que viola completamente las leyes de la física, pero Un Curso de
Milagros también dice que cuando una persona está dispuesta a querer ver algo con otros
ojos, desde otro punto de vista, a cambiar de parecer con respecto a alguna cosa…eso también
es un milagro. Pero esto tiene que nacer del aprendiz, del estudiante. Nadie, ni Dios Mismo
puede hacernos cambiar de parecer. Algo en nosotros tiene que querer este cambio, y eso en sí
¡es un milagro!

-¿Qué papel juega la mente en este aspecto?
-No tenemos idea de lo poderosa que es nuestra mente, caso contrario estableceríamos una
vigilancia absoluta de los pensamientos que anidamos en nuestra mente. Todo pensamiento
en nuestra mente produce forma en algún nivel. Yo llevaba casi diez años estudiando el Curso
antes de que me hiciera la pregunta que tú me haces, “qué es el milagro”. El Curso afirma que
nosotros no podemos entender qué es. De hecho, llegar a concebir la realidad del milagro es el
logro de aprendizaje más grande porque has concebido que algo que no entiendes ni sabes lo
que es, es real. Una vez que concibes la realidad de algo, queda instalado en tu mente para
siempre. Es con tu mente con la que “opera” el Espíritu. De hecho, el que puedas pensar es lo
que usa el Espíritu para guiarte a tu liberación.

-¿Cómo defines Un Curso de Milagros?
-A menudo digo que es el “ABC” del amor… pero se podría decir que es un sistema de
pensamiento; una propuesta a una manera de pensar que va en contra del pensamiento
vigente en la condición de separación en la que vivimos. El Curso insiste en que somos un solo
Ser y el medio que ofrece como enseñanza central es el perdón. Paradójicamente, nos dice que
nosotros no podemos perdonar y tú te quedas desorientado preguntándote “pero cómo es que
no podemos perdonar”. La respuesta es que el perdón es una ilusión, pues realmente nadie
nos ha hecho nada porque todo aquí es una ilusión. Pero aunque el perdón es una ilusión, es
la única que no se opone a la verdad. El Curso te insta a querer ver las cosas con los ojos del
Amor, pero tú tienes que dar tu consentimiento, pues esto no se te puede imponer. El Curso
nos inspira a pensar desde el paradigma de que somos un solo Ser y, por ende, a actuar en
congruencia con esa premisa.
-En España muchos se han quedado sin trabajo. ¿Qué dirías para explicar que el
Curso es también una herramienta eficaz para superar este momento? ¿Cuál es
la aplicación práctica en esta situación?
-Todo comienza en la mente. La gira que empiezo en Valencia se llama “La Eterna
Esperanza”, bajo un eslogan que afirma que en tiempos inciertos es muy fácil perder las
esperanzas, sin embargo, que no hay nada que esté exento de la esperanza de cambio y
mejora. Cuando estamos en una situación difícil, estamos convencidos de que esa situación es
real e inalterable, por lo tanto, muy pocos están dispuestos a cambiar de parecer con respecto
a la realidad y permanencia de ello, y así, son muy pocos los que estarían dispuestos a cambiar
su mente al respecto. Pero sucede que, al encontrarnos seguros de que no hay solución,
sostenemos esa realidad. La aplicación práctica del Curso debe comenzar entonces en la
mente, y la única manera de hacer ese cambio es ser inspirado a querer ver esta situación con
otros ojos. Y todos tenemos ese poder… aunque es cierto que lo que está pasando en todo el
país, e incluso gran parte del mundo, nos afecta a todos, incluso a mí. No obstante, yo he
asumido la postura de no dejar que nada ni nadie me quite la paz.

-Entonces, ¿qué hacemos?
-En mi libro digo que lo más importante es tomar una decisión. Sin embargo, para quien está
hundido lo que le sucede es tan real que le resulta prácticamente imposible ver más allá.
Todos padecemos “la misma enfermedad”. Yo perdí mi casa, todo, por llevar Un Curso de
Milagros a gran parte del mundo hispano hablante. Lloraba, pero una voz me decía que debía
sostener la fe, en contra de lo que estaba viviendo en lo concreto, hasta que di el salto. Una
persona que ahora mismo se encuentra en una circunstancia crítica es la que más necesita
ponerse en una situación en la que pueda ser inspirada para darse cuenta de que puede ver su
situación con otros ojos, de que hay algo más para ella. Insisto en lo mismo: todo comienza
con una decisión, no hay nada más poderoso que una decisión. Cuando una persona es
inspirada, retoma las riendas de su vida, reconoce el poder que está en ella sólo porque es hija
de Eso que lo es Todo. A quien esté en una situación dura puedo decir todo esto con
autoridad, porque lo he vivido en carne propia, y que, como muy bien nos dice el Curso, no
hay nada que esté exento de la esperanza de cambio y mejora. Yo sé que los milagros existen,
que lo que está en nuestra mente lo sostenemos y que aquello de lo que estoy convencida, lo
manifiesto. Por la física cuántica se sabe, a través de tantos experimentos, que lo que se halla
en nuestra mente lo producimos. Todos hemos condenado, atacado, cedido ante la codicia,
elegido por nuestros intereses. Somos responsables de lo que está ocurriendo.

-El título de “La Eterna Esperanza”, ¿a qué se refiere?
-Lo más triste que le puede suceder a un ser humano es perder la esperanza, de lo que sea…
Cuando uno tiene esperanza no hay nada que no pueda hacer. En la condición de
desesperanzados estamos contribuyendo a mantener la misma condición que nos llevó a la
desesperanza. Es un círculo vicioso.

-¿Cómo se crea un círculo virtuoso?
-En Argentina, una mujer muy acomodada, preciosa, con una familia bella, no tenía motivo
para estar en la depresión en que se encontraba. Tomaba medicamentos y seguía tratamientos
médicos sin resultados, cuando una amiga se le acercó con una cinta mía, del último
seminario realizado en Buenos Aires, y le dijo que la escuchara. A los 15 minutos de estar
oyendo, dijo “¡esto es!”, e hizo un cambio radical. ¿Qué pasó? Esa cinta la inspiró.
Nuestro Ser, lo que somos, es puro espíritu. Luego inventamos un personaje a través del cual
vivimos aquí. Nuestra mente no está en el cuerpo, no es algo sólido, aunque creemos que
somos un cuerpo y que estamos en él. Sin embargo, solo somos espíritu, pero nos hemos
identificado con el cuerpo, mas esto no borra ni elimina lo que somos. Esa mujer escuchó algo
que despertó lo que ella es, que estaba ahí dormido. Lo único que puede ser inspirado es
aquello que no es tu cerebro, sino tu mente, que no tiene límites, bordes. Tú y yo estamos
hablando, ¿dónde estamos escuchando esta comunicación? No tiene nada que ver con el
cuerpo, con los oídos, sino que estamos conectando en ese plano donde todos somos uno. La
inspiración sucede en la mente, en el espíritu.
Estamos en un enredo mental porque nos creemos separados de nuestra Fuente y, por ende,
unos de otros. Queremos resolver los problemas que surgen a raíz de la separación, cuando no
podemos solucionar nada a nivel de los efectos. Hay que sanar ese concepto de separación;
incluso la idea que tenemos sobre el tiempo es una programación. Aquí hay mucho más de lo
que imaginamos. Como decía Don Juan, esto es un misterio, queremos conocer las cosas
trascendentales desde el paradigma de lo concreto y limitado, por eso nunca lo entenderemos,
como tampoco comprenderemos el milagro.

-¿En qué circunstancias conociste a Carlos Castaneda?
-Vine a San Francisco, California, buscándolo, pues me atraía el personaje de Don Juan.
Después de varios años, en los que me involucré en otras corrientes del desarrollo personal
humano, y luego el Curso, me llegó una invitación para ver a Carlos Castaneda un día en que
yo tenía una reunión con un grupo de “guerreros”, gente con la que realizo este tipo de trabajo
de sanar nuestra mente para no percibir el mundo que, creemos, existe. Y no asistí. Pero a los
tres meses volvió y pude ir. Lo tuve al lado mío, lo vi; era delgado, bajito… No importa si
fueron fantasías lo que contó sobre Don Juan, pero lo que escribió cambió mi vida. Siento que
soy una guerrera, una aprendiz, en ese sentido, que encontró “su camino con corazón”, el
Curso. Un guerrero, un aprendiz, aspira a vivir siendo congruente con su declarada meta,
tomar decisiones en función de ello, en mi caso es el logro de la paz, y esa congruencia lo lleva
a ser un guerrero, un aprendiz, impecable.

-¿A qué se debe este objetivo tuyo?
-En la condición de separación en la que estamos rige el conflicto, pero no nos damos cuenta.
Si vemos una película, su guión debe tener un conflicto, caso contrario no hay película. No
podemos recordar quién somos en el conflicto. Entonces, la paz es mi meta, y sé que
finalmente todos querrán alcanzarla. La paz es dicha. El Curso habla de la impecabilidad
refiriéndose al hecho de que quién somos no pudo jamás haber pecado, como se nos ha
enseñado. Por ello el Curso es revolucionario en el sentido de que, aunque emplea un lenguaje
estrictamente cristiano, es realmente física cuántica “con corazón”, y aborda temas de carácter
universal. Nos lleva a pensar, y por ende a actuar, desde la premisa de que somos amor y
somos uno. El verdadero cambio se ve en los actos, no en lo que digamos. La primera decisión
mía fue que iba a dejar de juzgar. Me di cuenta entonces de que mi mente era como una
fotocopiadora súper veloz, que no paraba de emitir juicios. Estamos juzgando y condenando
todo el tiempo, y ese es el mundo que vemos, y luego creemos que no tenemos nada que ver
con él. Pero todo ello se debe a la creencia en la separación.
Lo que es más, no nos damos cuenta de que lo que proyectamos es la idea de separación en sí,
y aunque muchos creen haber entendido que todos somos Uno, cuando alguien les debe cien
euros, se olvidan de esta idea. Tal como eres con otros es lo que denota lo que tú realmente
crees acerca de ti. Mientras te creas un ser separado, tu comportamiento con otros será desde
el egocentrismo; elegirás entre los intereses propios y los ajenos, y bajo esta premisa elegirás
los tuyos. Ésta es la base de todos nuestros conflictos, personales, comunitarios, y entre
países; todos peleando por sus supuestos intereses individuales. Sin embargo, realmente
somos un Ser, y lo que te afecte a ti también me afectará. Requiere un milagro cambiar esta
creencia de que estamos separados. Pero tenemos derecho y acceso a ese milagro.

-¿En tu libro “El Aprendiz Impecable” qué intentas comunicar al lector? ¿Es un
manual para entender el Curso, un compendio de experiencias de tu trabajo…?
-Es todo eso. Cuando decidí escribir el libro, quería que fuese una guía, una explicación de lo
que supone ser un aprendiz que aspira ser un aprendiz impecable. Ofrezco muchos ejemplos
de la vida cotidiana, como en mis seminarios, porque lo que se vive aquí es lo que enseña. Lo
escribí en tres semanas mas tardé tres meses en pulirlo. Quiero que sirva de inspiración
porque no hay nada más que un maestro o un libro pueda dar. Es un libro que te recuerda que
quien tú eres, sigue siendo tal como el Amor creó. Si somos eternos, como nos asegura el
Curso, nada puede alterar o modificar lo que somos. Y nuestros atributos siguen activos y
vivos en nosotros. El aprendiz impecable actúa con la intención de ser congruente con su
meta. El propósito del libro es servir de inspiración. Es mi deseo que mucha gente se dé
cuenta de su propia grandeza y que brille en lo alto para que otros vean su luz y la reconozcan
como la suya propia, y a su vez también brillen. Se necesita un cierto número de nosotros que
cambie de mente para percibir otra cosa en este mundo.

-¿El 2012 es clave en lo que tú estás diciendo? ¿Será crucial para alcanzar esa
masa crítica que mencionas?
-Todo lo que pasa aquí se puede usar para los propósitos del Espíritu. Por lo tanto, empleo
esta movida con el 2012 como una guerrera. Vamos a contar con que muchos de nosotros
reconozcamos que hemos estado equivocados, superando la arrogancia personal, y nos demos
cuenta de que esto sólo nos hace sentir infelices. Se necesita una masa crítica porque estamos
en una condición de “más y menos”, un cierto número de personas abiertas al milagro. Lo
único que puede sanar nuestra mente, este virus como digo yo, que se adentró en nuestra
mente, es el milagro.

-¿Qué nos encontraremos en tu seminario, en Valencia?
-Cada seminario que doy es único, es un espacio que se crea y que te permite examinar cosas
que de otro modo tú no harías. Por ende, puedes tener momentos de “eureka” en que puedes
ver algo. En un seminario que impartí en Valencia hace años asistió un hombre enviado por
un psicólogo que nunca había estado en mis seminarios. El hombre tenía ganas de suicidarse,
era ateo… ¡y en el seminario hablamos de Dios y del Espíritu! Yo también fui atea, no creía ni
podía amar a un Dios que castigara y nos enviara al infierno. El Dios que he llegado a amar es
el Amor mismo. Lo que la gente puede esperar de mi seminario es salir de allí inspirada, para
dar el paso siguiente, recobrar la esperanza porque, repito, perderla es lo más duro en la vida.
Si tú te llenas de esperanzas se limpian las telarañas y empiezan los contactos que finalmente
harán que te estén buscando para un trabajo. Los milagros empiezan a darse, pero es
necesaria una mente despejada, que ha reconocido sus culpas, reconociendo lo que hemos
hecho a otros. Tanto el libro como mis seminarios no son sustitutos de Un Curso de Milagros,
por supuesto. El Curso dice de sí mismo que es uno entre muchos caminos, no el único, y esto
fue una de las cosas que me enganchó. Personalmente, creo que es lo mejor que hay, por mi
experiencia, pero el Curso no me apoya en eso.
Mi deseo es que la gente vea la vida con otros ojos, que pueda perdonarse por sus propios
errores, perdonando a otros. Yo lo he hecho, obteniendo compasión por mí misma. Muchas
personas me han comentado a lo largo de los años que para ellos el seminario fue un antes y
un después en sus vidas. Obviamente, esto me hace muy feliz y me anima a seguir adelante.
Aurelio Álvarez Cortez








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