Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.
Gino Severini - Sea Dancer -
Este mundo en el que pareces vivir no es tu hogar. Y en algún recodo de tu mente sabes que esto es verdad. El recuerdo de tu hogar sigue  rondándote, como si hubiera un lugar que te llamase a regresar, si bien no reconoces la voz, ni lo que ésta te recuerda. No obstante, sigues sintiéndote como un extraño aquí,  procedente de algún lugar desconocido. No es algo tan concreto que puedas decir con certeza que eres un exilado aquí. Es más bien un sentimiento persistente, no más que una leve punzada a veces,  que en otras ocasiones apenas recuerdas, algo que descartas sin ningún miramiento, pero que sin duda ha de volver a rondarte otra vez.

No hay nadie que no sepa de qué estamos hablando. Sin embargo, hay quienes tratan de ahogar su sufrimiento entreteniéndose en juegos para pasar el tiempo y no sentir su tristeza. Otros prefieren negar que están tristes, y no reconocen en absoluto que se están tragando las lágrimas. Hay quienes afirman incluso que esto de lo que  estamos hablando son ilusiones y que no se debe considerar más que como un sueño. Sin embargo,  ¿ Quién podría honestamente afirmar, sin ponerse a la defensiva o engañarse a sí mismo, que no sabe de lo que estamos hablando ?


Hoy hablamos en nombre de todo aquel que vaga por este mundo, pues en él no está en su hogar. Camina a la deriva enfrascado en una búsqueda interminable, buscando en la obscuridad lo que no puede hallar, y sin reconocer qué es lo que anda buscando. Construye miles de casas, pero ninguna de ellas satisface a su desasosegada mente. No se da cuenta de que las construye en vano. El hogar que anda buscando, él no lo puede construir. El  Cielo no tiene substituto.  Lo único que él jamás construyó fue un infierno. 

Tal vez pienses que lo que quieres encontrar es el hogar de tu infancia.  La infancia de tu cuerpo y el lugar que le dio cobijo son ahora recuerdos tan distorsionados que lo que guardas es simplemente una imagen de un pasado que nunca tuvo lugar. Mas en ti hay un Niño que anda buscando la casa de Su Padre, pues sabe que Él es un extraño aquí. Su infancia es eterna, llena de una inocencia que ha de perdurar para siempre. Por dondequiera que este Niño camina es tierra santa. Su santidad es lo que  ilumina al Cielo, y lo que trae a la tierra el pristino reflejo de la luz que brilla en lo alto, en la que el Cielo y la tierra se encuentran unidos cual uno solo. 

Este Niño que mora en ti es el que tu Padre conoce como Su Hijo. Este Niño que mora en ti es el que conoce a Su Padre. Él anhela tan profunda e incesantemente volver a Su hogar, que Su voz te suplica que lo dejes descansar por un momento. Tan solo pide unos segundos de respiro: un intervalo en el que pueda volver a respirar el aire santo que llena la casa de Su Padre. Tú  eres también Su hogar. Él  retornará.  Pero dale un poco de tiempo para que pueda ser lo que es dentro de la paz que es Su  hogar, y descansar en silencio, en paz y en amor.

Este Niño necesita tu protección. Se encuentra muy lejos de Su hogar. Es tan pequeño que parece muy fácil no hacerle caso  y no oír Su vocecilla, quedando así Su llamada de auxilio  ahogada en los estridentes sonidos y destemplados y discordantes ruidos del mundo. No obstante, Él sabe que en ti aún radica Su protección. Tú no le fallarás . Él volverá a Su hogar  y tú lo acompañarás.

Este Niño es tu indefensión, tu fortaleza. Él confía en ti. Vino permanecer allí y no tener que regresar de nuevo a donde no le corresponde estar y donde vive proscrito en un mundo de pensamientos que le son ajenos. Su paciencia es infinita. Esperará hasta que oigas Su dulce Voz dentro de ti instándote a que lo dejes ir en paz, junto contigo, a donde Él se encuentra en Su casa, al igual que tú.
Gino Severini The Dance of the Pan-Pan at the Monico
 porque sabía que tú no le fallarías. Te habla incesantemente de Su hogar con suaves murmullos. Pues desea llevarte consigo de vuelta a él, a fin de poder Él Mismo

Cuando estés en perfecta quietud por un instante, cuando el mundo se aparte de ti y las vanas ideas que abrigas en tu desasosegada mente dejen de tener valor, oirás Su Voz. Su llamada es tan conmovedora que ya no le  ofrecerás más resistencia. En ese instante te llevará a Su hogar, y tú permanecerás allí con Él en   perfecta quietud, en silencio y en paz, más allá de las palabras libre de todo temor y de toda duda, sublimemente seguro de que estás en tu hogar.

Descansa a menudo con Él hoy. Pues estuvo dispuesto a convertirse en un Niño pequeño para que tú pudieras aprender cuán fuerte es aquel que vienen sin defensas, ofreciendo únicamente los mensajes del amor   a quienes creen ser sus enemigos.  Con el poder del Cielo en Sus manos, los llama amigos y les presta Su fortaleza para que puedan darse cuenta de que Él quiere ser su Amigo. Les pide que lo protejan, pues Su hogar está muy lejos, y Él no quiere regresar a él solo.

The haunting dancer - Gino Severini
Cristo renace como un Niño pequeño cada vez que un peregrino abandona su hogar.  Pues éste debe aprender que a quien quiere proteger es sólo a este Niño, que viene sin defensas y a Quien la indefensión ampara. Ve con Él a tu hogar de vez en cuando hoy. Tú eres un extraño aquí, al igual que Él.

Dedica algún tiempo hoy a dejar a un lado tu escudo que de nada te ha servido, y a deponer la espada y la lanza que blandiste contra un enemigo imaginario. Cristo te ha llamado amigo y hermano. Ha venido incluso a pedirte ayuda para que lo dejes regresar a Su  hogar hoy,  íntegro y completamente. Ha venido como lo haría un niño pequeño, que tiene que implorar la protección y el amor de su padre. Él rige el universo, y, sin embargo, te pide incesantemente que regreses con Él y que no sigas convirtiendo a las ilusiones en dioses.

Tú no has perdido tu  inocencia. Y eso es lo que anhelas: lo que tu corazón desea. Ésa es la voz que oyes y la llamada que no se puede ignorar. Ese santo Niño todavía sigue a tu lado. Su hogar  es el tuyo. Hoy Él te da Su indefensión, y tú la aceptas a cambio de todos los juguetes bélicos que has fabricado. Y ahora el camino está libre y despejado, y el final de la  jornada puede por fin vislumbrarse. Permanece muy quedo por un instante, regresa a tu hogar junto con Él  y goza de paz por un rato.

LECCIÓN 182
UCDM
Fundación para la paz interior


Giacomo  Balla . Iridescent interpenetration Nº 5 Eucalyptus 1914
...
La condición natural de la mente es una de abstracción total.  Mas una parte de ella se ha vuelto antinatural. No ve todo como si fuese uno solo, sino que ve únicamente fragmentos del todo, pues sólo de esa manera puede forjar el mundo parcial que tú ves. El propósito de la vista es mostrarte aquello que deseas ver . Todo lo   que oyes le trae a la mente únicamente los sonidos que ésta desea oír.
Así fue como surgió lo concreto. Y ahora son las cosas concretas las que tenemos que usar en nuestras práctica. Se las entregamos al Espíritu Santo, de manera que Él las pueda utilizar para un  propósito diferente del que nosotros les conferimos. Él sólo se puede vales para instruirnos, de  los que nosotros hicimos, pero desde una perspectiva diferente, a fin de que podamos ver otros propósito en todo.
Un hermano es todos los hermanos. Y en cada mente se encuentran todas las mentes, pues todas las
mentes son una. Ésta es la verdad. No obstante,      ¿ aclaran estos pensamientos el significado de la creación ? ¿ Te brindan estas  palabras perfecta claridad ? ¿ Qué parecen ser  sino  sonidos  huecos, bellos tal vez, correcto en el sentimiento que expresan aunque fundamentalmente  incomprendidos e incomprensibles ? La mente que se enseñó a sí misma a pensar de manera concreta ya no puede aprehender la abstracción en el sentido del abarcamiento total que ésta representa.  Necesitamos poder ver un poco para poder aprender mucho.
Nos parece que es el cuerpo el que coarta  nuestra libertad, el que nos hace sufrir  y el que  finalmente acaba con nuestras vidas. Sin embargo, los cuerpos no son sino símbolos de una forma específica de miedo. El miedo desprovisto de símbolos no suscita respuesta alguna, pues los símbolos pueden representar lo que no tiene sentido. El amor, al ser verdad, no tiene necesidad de símbolos. Pero el miedo, al ser falso, se aferra a lo concreto.
Giacomo Balla Inridescent Compenetration 
Los cuerpos atacan; las mentes no. Este pensamiento nos hace pensar sin duda en el texto, en el que se subraya con frecuencia. Ésta es la razón por la que los cuerpos se convierten tan fácilmente en símbolos del miedo. Se te ha instado en innumerables ocasiones a que mires más allá del cuerpo, pues lo que éste ve es el símbolo del "enemigo" del amor que la visión de Cristo no ve. El cuerpo es el blanco del ataque, ya que nadie piensa que lo que odia sea una mente. Sin embargo, ¿ qué otra cosa podría ser la sede del miedo sino  lo que piensa en el miedo ?
El odio  es algo concreto. Tiene que tener un blanco. Tiene que percibir un enemigo de tal forma que éste se pueda tocar, ver, oír y finalmente matar. Cuando el odio se posa sobre algo, exige su muerte tan inequívocamente como la Voz de Dios proclama que la muerte no existe. El miedo es insaciable y consume todo cuanto sus ojos contemplan, y al verse a sí mismo en todo, se  siente impulsado a volverse contra sí mismo y destruirse.
Quien ve a un hermano como un cuerpo lo está viendo como el símbolo del miedo. Y lo atacará, pues lo que contempla es su propio miedo proyectado fuera de sí mismo, listo para atacar, y pidiendo a gritos volver a unirse a él otra vez.  No subestimes la  intensidad de la furia que puede producir el miedo que ha sido proyectado. Chilla de rabia y da  zarpazos en el aire deseando  frenéticamente echarle mano a su hacedor y devorarlo.
Esto es lo que contemplan los ojos del cuerpo en uno que el  Cielo tiene en gran estima, los ángeles aman y Dios creó perfecto. Ésta es su realidad. Y en la visión de Cristo su hermosura se ve  reflejada de una manera tan santa y tan bella que apenas podrías contener el impulso de arrodillarte a sus pies.  Mas en lugar de ello tomarás su mano, pues tú eres semejante a él  en la visión que lo ve así. El ataque que lanzas contra él es lo que es tu enemigo, pues te impide percibir que en sus manos está tu salvación.

Study for Iridescent Interpenetration G. Balla

Pídele únicamente eso y él te la dará. No le pidas que sea el símbolo de tu miedo.  ¿ Pedirías acaso que el amor se destruyese a sí mismo ? ¿ O preferirías que te fuese revelado y que te liberase ?
Hoy vamos a practicar de una manera que ha hemos intentado antes. Ya estás más preparado, y hoy te acercarás más a la visión  de Cristo. Si te propones alcanzarla, hoy lo lograrás. Y una vez que la hayas alcanzado, no estarás dispuesto a aceptar los testigos que convocan los ojos del cuerpo. Lo que verás te traerá con su cántico el recuerdo de melodías ancestrales. El Cielo no se ha olvidado de ti. ¿ No te gustaría acordarte de él ?
Selecciona a un hermano para que sea el símbolo de los demás y pídele la salvación. Visualízalo primero tan claramente como puedas, de la misma manera en que estás acostumbrado a verlo. Observa su rostro, sus manos, sus pies, su ropa. Obsérvalo sonreír, y ve los gestos que le has visto hacer tan a menudo que ya te resultan familiares. Luego piensa en esto:  lo que estás viendo ahora te impide ver a aquel que te puede perdonar todos tus pecados, arrancar con sus sagradas manos los clavos que atraviesan las tuyas y quitar de tu ensangrentada frente la corona de espinas que tú mismo te pusiste. Pídele lo siguiente para que él pueda liberarte :

Dame tu bendición , santo Hijo de Dios. Quiero con-
templarte con los ojos de Cristo, y ver en ti mi 
perfecta impecabilidad.

Y Aquel a Quien has invocado te responderá. Pues oirá en ti la Voz que habla por Dios y te responderá con la tuya. Contempla ahora a aquel que tan sólo habías visto como carne y hueso, y reconoce que Cristo ha venido a ti. La idea de hoy es la manera de escaparte del miedo y de la ira. Cerciórate de repetirla inmediatamente en caso de sentir la tentación de atacar a un hermano y de percibir en él el símbolo de tu miedo. Y lo verás cambiar súbitamente de enemigo a salvador;  de demonio al Cristo.

LECCIÓN 161
Dame tu bendición, santo Hijo de Dios.
Libro de ejercicios
Fundación para la paz interior
UCDM
Marc Chagall- La branche-
. . . Yo proyecto sobre toda la gente de mi mundo mi propia culpa. Proyecto la culpa de mi película hacia las pantallas de estas personas y veo mi propio pecado y culpa en todos los demás.

La razón por la cual hago eso, repito, es porque estoy siguiendo la lógica del ego que asevera que ésta es la forma para zafarme de mi culpa. Ahora, no hay forma como yo pueda manejar mi propia culpa solo. No hay forma de mirar la culpa a la cara y vivir, sería  un pensamiento demasiado devastador. Pero la misma cosa que el ego ha utilizado para atacarme reforzando mi culpa con la apariencia de que la suelta - este mismo mecanismo de   ubicar mi culpa fuera de mí - me da la oportunidad de soltarla. Ver en ti la culpa a la cual no puedo enfrentarme me da la oportunidad de soltarla. Y eso es el perdón, simple y llanamente. Perdón es deshacer la proyección de la culpa.

Repito,  proyectar la culpa que  no puedo manejar y soltarla hacia la pantalla que eres tú, me da la oportunidad de mirarla y decir, ahora la puedo ver en forma  diferente. Los pecados y culpa que paso por alto y perdono en ti son realmente los mismos pecados y  culpa de los cuales me considero responsable. Esto tiene que ver con el contenido del pecado, no la forma, lo que puede ser bastante diferente. Al perdonarlo en ti lo que estoy haciendo, en efecto, es perdonándolo en mí. Esta es la idea clave de todo el Curso. De esto es realmente de lo que tratan todas estas palabras:  proyectamos nuestra culpa hacia otras personas, así que cuando escogemos mirar a esa persona como el Espíritu Santo nos indica que la miremos - a través de la visión de Cristo - eso nos permite cambiar nuestro pensamiento sobre nosotros mismos.

Lo que he hecho es proyectar mi propia obscuridad en ti para que la luz de Cristo en ti se obscurezca. Al tomar la decisión de decir que no estás en la obscuridad - verdaderamente estás en la luz, que es la decisión de soltar la obscuridad que he colocado en ti - estoy realmente tomando la misma decisión acerca de mi. Estoy diciendo que la luz de Cristo brilla no sólo en ti sino también en mí, y en realidad, es la misma luz. Esto es el perdón.


Marc Chagall Le bouquet de Paris
Entonces, lo que esto quiere decir es que debemos estar agradecidos por cada persona en nuestras vidas, especialmente aquellas con quienes tenemos más problemas. Las que más odiamos, las que encontramos más desagradables, con quienes sentimos más incómodos, son aquellas que el Espíritu Santo nos ha " enviado" y que puede usar para demostrarnos que podemos escoger otra cosa respecto a aquellos a quienes estábamos tentados de proyectarles nuestra culpa. Si esas personas no hubieran estado en la película y en la pantalla de nuestras vidas, no sabríamos que esta culpa está verdaderamente en nosotros. Por lo tanto, no tendríamos la oportunidad de soltarla. La única oportunidad que tenemos de perdonar nuestra culpa y de liberarnos de ella es viéndola en alguien más y perdonándola allí. Al perdonarla en esa otra persona la estamos perdonando en nosotros mismos. Repito, en esas pocas líneas está la suma y substancia de Un curso de milagros.


Marc Chagall - The Painter To the Moon. 1917.
Entonces, el perdón puede ser resumido brevemente en tres pasos básicos. El primer paso está en reconocer que el problema no está allá fuera en mi pantalla. El problema está dentro, en mi película. El primer paso di ce que mi furia no está justificada, aun cuando siempre me dice que el problema está fuera de mí en ti, y que tú debes cambiar para que  yo no tenga que cambiar. Así, el primer paso dice que el problema no está fuera, que más bien está dentro de mí. La razón por la cual este paso es tan importante se debe a que Dios colocó la Respuesta al problema de la separación dentro de nosotros; el Espíritu Santo no está fuera de nosotros, el Espíritu Santo está dentro de nosotros, en nuestra mente. Al sostener que el problema está fuera de nosotros, lo que hace la proyección, estamos manteniendo el problema alejado de la respuesta; esto es exactamente lo que quiere el ego, porque si el problema del ego lo resuelva el Espíritu Santo entonces no hay más ego.

El ego es muy engañoso y sutil al hacernos creer que el problema está fuera de nosotros, bien sea en otra persona - nuestros padres, maestros, amigos, esposos, hijos, el presidente - o en la bolsa de valores, el clima, hasta en Dios Mismo.

. . .

Ahora el segundo paso, que es el más difícil, el paso que todos en el mundo quisiéramos evitar, consiste
Marc Chagall  Bonjour Paris 
en manejar esta película, nuestra propia culpa. Eso, repito, es el porqué tenemos una inversión tan fuerte en justificar y nutrir esta ira y ataque, y en ver al mundo dividido en buenos y malos. Mientras hagamos eso no tendremos que manejar este segundo paso, que es mirar nuestra propia culpa y todos los sentimientos de odio que tenemos hacia nosotros mismos.

En el primer paso digo que mi furia es una decisión que tomé para proyectar mi culpa. Ahora en el segundo paso digo que esta misma culpa también representa una decisión .  Representa la decisión de verme culpable en vez de libre de culpa. Mas bien, debo reconocer que soy un Hijo de Dios en vez de un hijo del ego, que mi verdadero hogar no está en este mundo sino en Dios. No podemos hacer esto en tanto no miremos nuestra culpa y admitamos que esto no es lo que realmente somos. No podemos decir esto mientras no miremos a alguien más y digamos, " Tú no eres lo que hice de ti; tú eres realmente lo que Dios creó . "
. . .

Así que el segundo paso es estar dispuesto a mirar nuestra culpa y admitir que nosotros la hicimos, que la culpa no representa el regalo de Dios para nosotros sino nuestra decisión de vernos como dios no nos creó.  Esto es vernos como hijos de la culpa en vez de hijos del Amor. Un curso de milagros es bien claro al hacer énfasis en que debido a que hicimos la culpa no somos nosotros quienes la podemos deshacer. Necesitamos ayuda externa al ego para poder deshacerla. Esta ayuda es el Espíritu Santo. Y lo único que podemos escoger es invitarlo para que corrija el sistema de pensamiento del ego y que nos quite la culpa. Este es el tercer paso. El segundo paso, en realidad, le dice al Espíritu Santo: " Ya no quiero verme culpable : por favor quítame la culpa. " El tercer paso le pertenece a Él y sencillamente quita la culpa porque , en realidad, ya la ha quitado. El único problema es que nosotros lo aceptemos.

Así, replanteando los tres pasos: El primer paso deshace la ira proyectada al admitir que el problema no está fuera de mí: el problema está dentro de mí. El segundo paso dice que el problema que está dentro de mí es uno que yo forjé y que ya no quiero. El tercer paso se toma cuando se lo entregamos al Espíritu Santo y El se hace cargo del mismo.

. . .

Permítanme ahora hablar específicamente de cómo  es que funciona esto. Y aquí vemos cómo Jesús y
The Red Bird  by Marc Chagall
el Espíritu Santo nos piden que manejemos las situaciones que se presentan en nuestras vidas. Digamos que estoy aquí sentado tal como estoy, tratando de atender los asunto de mi Padre y alguien entra y me insulta o me lanza algo. Asumamos por ahora que mientras estoy aquí sentado, no estoy en mi mente correcta. En otras palabras, creo que soy un ego. Me siento temeroso y culpable y no creo que Dios está conmigo: realmente no me estoy sintiendo muy bien conmigo mismo. Ahora tú entras y empiezas a gritarme, a enfurecerte conmigo, acusándome de todo tipo de cosas. En cierto nivel, puesto que soy culpable, creeré que tu ataque contra mí está justificado. Esto no tiene nada que ver con lo que digas o no digas, o si lo que estás diciendo es verdad. El hecho de que ya soy culpable demanda que yo crea que debo ser castigado y atacado.  Tú entras y haces justamente lo que creo que me merezco. Esto hará dos cosas. Primero, tu ataque contra mí reforzará toda la culpa que ya siento. Segundo, reforzará la culpa que tú ya sientes porque no me estarías atacando si no fueras culpable. Y el mismo hecho de que me atacas reforzará tu culpa.

Es esta situación no voy a quedarme aquí sentado a recibir tu ataque sin ofrecer resistencia. Haré una de dos cosas, las cuales son lo mismo. Una es que me iré a un rincón y lloraré y te diré que mires lo mal que me has tratado, que mires todo el sufrimiento que me has ocasionado, que mires lo miserable que me siento; y que deberías sentirte responsable de esto. El  mensaje que estaría dando es: debido al daño que me has hecho ahora estoy sufriendo. Es mi forma de decirte que deberías sentirte bien culpable por lo que has hecho. La otras forma cómo haré la s misma cosa es contra-atacándote. Simplemente te insultaré llamándote todos los nombres del libros y te diré: " Y tú de donde sales insultándome es esa forma; eres realmente el malvado, etc. "


Estas dos defensas de mi parte son realmente formas de hacer que te sientas culpable por lo que me hiciste. El hecho mismo de hacerte eso constituye un ataque del cual me siento culpable: el hecho mismo de imponerte culpa, a ti que ya estás sintiéndote culpable, va a reforzar tu culpa. Así que lo que sucede en el momento en que  tu culpa se encuentra con la mía es que ambos la reforzamos el uno en el otro, y entonces ambos estamos aun más condenados a esta prisión de culpa en la cual vivimos.

Esta vez asumamos que  tú  entras aquí y me insultas, pero ahora estoy en mi mente correcta y me siento bien conmigo mismo. Sé que Dios está conmigo, que Dios me ama y debido a eso nada puede hacerme daño. No importa lo que tú me hagas, sé que Dios está conmigo, sé que estoy a salvo y seguro. Sé que no importa lo que digas, aun cuando pueda ser verdad en un nivel más profundo no puede ser verdad porque sé que soy un Hijo de Dios y, por lo tanto, soy perfectamente amado por mi Padre. No hay nada que puedas hacer o decir que me pueda quitar eso.


Marc Chagall Les Maries de la Tour Eiffel.
Si asumimos que esta es la posición en la que estoy aquí sentado y tú entras y me insultas, entonces estoy libre p ara mirar en forma distinta lo que has hecho. Hay una línea maravillosa en la primera epístola de Juan en el Nuevo Testamento que dice, " El amor perfecto expulsa el temor ( 1 Jn 4:18 ). Jesús la menciona varias veces en el Curso en formas distintas.  Lo que eso significa es no sólo que el amor perfecto deshace el miedo, sino que también deshace el pecado, la culpa y cualquier forma de sufrimiento e ira. No hay manera de que alguien que esté lleno del Amor de Dios pueda tener miedo, ira, culpa o querer hacerle daño a alguien.

Esto significa que si estás tratando de hacerme daño, en ese momento específico no crees que estás
lleno del Amor de Dios. En ese momento específico no te identificas a ti mismo como un Hijo de Dios. No crees que Dios es tu Padre y, debido a que estás en tu estado de ego, te sentirás amenazado y culpable. Crees que Dios te va a  atrapar. Y la única forma cómo puedes manejar toda esta culpa es atacando a un hermano tuyo. Esto es lo que hará la culpa siempre. Por lo tanto, tus insultos o ataques están diciendo realmente: " Por favor enséñame que estoy equivocado;  por favor enséñame que hay un Dios Que me ama, y que soy Su Hijo. Por favor demuéstrame que el amor que considero imposible para mí está  realmente ahí". En consecuencia, cada ataque es un pedido de ayuda o un llamado de amor. 


Marc Chagall
La primera sección del capítulo 12 del texto,  " El juicio del Espíritu Santo " ( T-12.I ) , es una aseveración  muy clara de esto. Ante los ojos del Espíritu Santo cada ataque es un pedido de ayuda o un pedido de amor, porque si la persona sintiera amor nunca podría  atacar. El ataque es una expresión de que la persona no se sienta amada y, por lo tanto, es un pedido de amor. Está diciendo: " Por favor demuéstrame que estoy equivocado, que realmente hay un Dios que me ama, que soy Su Hijo y no un Hijo del ego. "  Si estoy  aquí sentado en mi mente correcta, esto es lo que escucharé . Escucharé en el ataque un pedido de amor. Y puesto que en ese momento estoy identificado con al Amor de Dios, ¿ Cómo  podría responder en otra forma que no fuera tratar de extender ese A mor ?  

La forma específica cómo yo responda al ataque depende del Espíritu Santo. Si estoy en mi mente correcta, pediré  su ayuda y El me mostrará cómo debo responder. La forma cómo yo actúe no importa. Este no es un curso en acción o en conducta, sino en cambio de nuestro pensamiento. Tal como lo dice Un curso de milagros, " No trates de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar tu parecer acerca de él " ( T-21.in.1:7 )

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Una Introducción Básica a  
UN CURSO DE MILAGROS 
Kenneth Wapnick, Ph . D.
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Ed. El Grano de Mostaza

Capítulo 4
LA MENTE CORRECTA
EL SISTEMA DE PENSAMIENTO
DEL ESPÍRITU SANTO