A menudo sentimos que estamos irremediablemente atrapados en el mundo que vemos. No importa cuánto lo intentemos, parece simplemente que no podemos cambiar el mundo y escapar de sus aparentes confines. 
Si recordamos que son nuestros pensamientos los que hacen el mundo, entonces podemos cambiarlos. Cambiamos el mundo que vemos cambiando nuestros pensamientos acerca de él. Al cambiar nuestros pensamientos, lo que hacemos es cambiar las causa. Luego el mundo que vemos, el efecto, cambiará automáticamente.
Un sistema de pensamientos cambiado puede revertir la relación causa-efecto que hemos conocido. Para la mayoría de nosotros, este concepto resulta muy difícil de aceptar, porque nos resistimos a renunciar a la predecibilidad de nuestro sistema de creencias anterior y a asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos, sentimientos y reacciones.
Dado que siempre miramos hacia adentro antes de mirar hacia afuera, podemos percibir un ataque en el exterior sólo cuando hemos aceptado que es real en el interior.
Cuando percibimos que otra persona nos ataca, olvidamos esta premisa. Tratamos de esconder de nuestra conciencia que el ataque que percibimos proveniente de otra persona se originó en realidad en nuestra mente. Cuando reconocemos esto, podemos tomar conciencia de que nuestro pensamientos de ataque nos lastiman a nosotros mismos. Podemos entonces elegir reemplazar los pensamientos de ataque  con pensamientos de amor a fin de no lastimarnos más. Nuestro interés más elevado trae consigo la comprensión de que  amor que damos a otros fortalece el a mor que tenemos por nosotros mismos.
Una vez más, es válido recordar que los pensamientos de ataque no nos traen paz mental y que justificar nuestros enojo no nos protege en realidad.

HOY RECONOZCO QUE MIS PENSAMIENTO DE ATAQUE 
CONTRA LOS DEMAS ESTÁN DIRIGIDOS EN REALIDAD
CONTRA MI MISMO.
CUANDO CREA QUE ATACAR A OTROS ME DARA ALGO QUE QUIERO
 RECORDARÉ QUE SIEMPRE ME ATACO PRIMERO A MI.
HOY NO DESEO VOLVER A LASTIMARME.

Ejemplo:
En tiempos recientes el Centro de Sanación Actitudinal ha recibido bastante publicidad por televisión  otros medios debido a nuestro trabajo con niños que padecen enfermedades graves. Con motivo de las miles de cartas que recibimos, hemos comenzado una red de correspondencia y teléfonos mediante la cual muchos niños de distintos lugares del mudo encuentran cierta paz ayudándose unos a otros. La tarea producía enormes cuentas de teléfonos y necesitábamos dinero.  


Como estaba preocupado por este problema, decidía aquietar mi mente con meditación. En eso estaba cuando se me ocurrió llamar al presidente de la Compañía Telefónica del Pacífico para solicitarle ayuda financiera. Me resultó difícil aceptar esta orientación por dos motivos. El primero era que sentía que ya había pedido demasiado dinero y no quería hacerlo más. El segundo era que una de mis antipatías más arraigadas era hacia la compañía telefónica. Mi teléfono dejaba de funcionar con frecuencia y solía irritarme con la compañía.
Sin embargo, mi voz interior insistía. Sentí que no podía llamar mientras siguiera enojado. Por lo que decidí pasar  las siguientes dos semanas practicando el perdón y abandonando mis pensamientos de ataque. Para mi sorpresa, fui capaz de sentir que había una cierta unidad y amor entre la gente de la compañía y yo.
Traté entonces de llamar al presidente de la compañía y, por supuesto, no pude llegar hasta él. Mi fantasía era que había como cincuenta personar a su alrededor que lo protegían de los usuarios enojados que llamaban para quejarse. Siempre recibía la misma respuesta: " El presidente está ocupado y no puede hablar con usted ahora ".
Luego de llamar cuatro veces, decidí intentar sólo una vez más. Para mi sorpresa, él mismo contestó la llamada. Le dije por qué prefería verlo a él antes que a su departamento de relaciones públicas, y él me concedió una entrevista.
El presidente no pudo haber sino más cordial. En forma casi inmediata, una comisión de la compañía comenzó a evaluar nuestro Centro. Seis semanas después se nos otorgó un subsidio de 3.000 dólares.
En mi opinión, ¡ eso sí que es un milagro ! Y estoy convencido de que este milagro no  podría haber ocurrido si no abandonaba mis pensamientos de ataque para dejar al descubierto el a mor que ya estaba allí.

DURANTE EL DÍA, CUANDO TE SIENTAS TENTADO A LASTIMARTE CON
PENSAMIENTOS DE ATAQUE, REPITE CON RESOLUCIÓN:

QUIERO EXPERIMENTAR PAZ MENTAL AHORA MISMO.
CON ALEGRÍA ABANDONO TODOS LOS PENSAMIENTOS DE ATAQUE Y EN
SU LUGAR ELIJO LA PAZ.

UN CURSO DE MILAGROS
FOUNDATION FOR INNER PEACE


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