El mágico, pastoril y pintoresco cosmos de Marc Chagall |
¿Saben qué es el amor? ¿Aman ustedes a su padre, a su madre, a su hermano, a su maestro, a su amigo?
¿Saben lo que significa amar? ¿Cuando dicen que aman a sus padres, ¿qué significa eso? Se sienten seguros con ellos, se sienten confortables. Sus padres les protegen, les dan dinero, albergue, comida y ropa, y ustedes tienen con ellos una sensación de relación muy estrecha, ¿no es así? También sienten que pueden confiar en ellos -o tal vez no lo sientan-. Es probable que no hablen con ellos tan fácil y alegremente como lo hacen con sus propios amigos. Pero les respetan, son guiados por ellos, les obedecen, tienen cierto sentido de responsabilidad hacia sus padres, sienten que tendrán que mantenerles cuando ellos sean viejos. Ellos, a su vez, les aman, quieren protegerles, guiarlos, ayudarles, al menos así lo afirman. Desean unirles en matrimonio de modo que lleven una vida así llamada moral y estén libres de preocupaciones, que tengan un marido que las cuide o una esposa que cocine para ustedes y críe a sus hijos. A todo esto se lo llama amor, ¿no es así?
No podemos decir inmediatamente qué es el amor, porque el amor no es fácil de explicar con palabras. No nos llega con facilidad. No obstante, sin amor, la vida es muy estéril; sin amor, los árboles, los pájaros, la sonrisa de hombres y mujeres, el puente que atraviesa el río, los barqueros que navegan en él, los animales, no tienen ningún sentido. Sin amor, la vida es como un pozo poco profundo. En un río profundo hay riqueza y pueden vivir muchos peces; pero el pozo sin profundidad lo seca pronto el sol intenso y nada queda en él, excepto lodo y suciedad.
Para la mayoría de nosotros, el amor es una cosa extraordinariamente difícil de comprender porque nuestras vidas son muy superficiales. Queremos que nos amen y también queremos amar, pero tras esa palabra hay un temor latente. ¿No es, entonces, muy importante para cada uno de nosotros descubrir qué es realmente esta cosa extraordinaria? Y sólo podemos descubrirlo si nos damos cuenta de la manera como miramos a otros seres humanos, cómo miramos los árboles, los animales, a un extraño, al hombre hambriento. Debemos ser conscientes de la manera como miramos a nuestros amigos, a nuestro gurú (si es que tenemos uno), a nuestros padres.
Cuando dicen: "Amo a mi padre y a mi madre, amo a mi tutor, a mi maestro", ¿qué es lo que eso significa?
Cuando respetan tremendamente a determinadas personas y las tienen en gran estima, cuando sienten que el deber de ustedes es obedecerlas y ellas esperan, a su vez, que las obedezcan, ¿es amor eso? ¿Es aprensivo el amor? Ciertamente, cuando respetan a alguna persona, también desprecian a alguna otra, ¿verdad? ¿Es amor eso? En el amor, ¿hay sentido alguno de respetar y despreciar, hay compulsión alguna de obedecer a otro?
Cuando dicen que aman a alguien, ¿no dependen internamente de esa persona? Mientras son niños dependen naturalmente de su padre, de su madre, de su maestro, de su tutor. Necesitan que les cuiden, que les alimenten, que les vistan, que les den protección. Necesitan sentirse seguros, sentir que alguien se ocupa de ustedes.
¿Pero qué es lo que generalmente sucede? A medida que van creciendo, este sentimiento de dependencia continúa, ¿no es cierto? ¿No lo han notado en los adultos, en sus padres y sus maestros? ¿No han notado cómo dependen emocionalmente de sus esposas o de sus maridos, de sus hijos, de sus propios padres? Casi todas las personas, cuando llegan a adultas, siguen aferradas a alguien, continúan dependiendo. Si no tienen a alguien en quien apoyarse, alguien que les brinde una sensación de bienestar y seguridad, se sienten solos, ¿no es así? Se sienten perdidos. Esta dependencia respecto de otro es llamada amor; pero si lo observan muy atentamente, verán que la dependencia es miedo, que no es amor.
Casi todos tienen miedo de permanecer solos; temen examinar las cosas por sí mismos, temen pensar profundamente, explorar y descubrir todo el significado de la vida. En consecuencia, dicen que aman a Dios, y dependen de lo que ellos llaman Dios; pero eso no es Dios, no es lo desconocido, es una cosa creada por la mente.
EL ARTE DE VIVIR
J. KRISHNAMURTI
Cap. 8
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