Meditación guiada
Primer paso:
Piensa en alguien con quien estás enojado.
Cualquier persona con quien hayas tenido dificultades o que te inspire temor será un sujeto adecuado. Trata de imaginar a esa persona en detalle: su semblante, su postura, cómo viste.
Recuerda algo del cuerpo de esa persona y de sus modales. Agrega ahora a esa imagen algún recuerdo de insensibilidad, injusticia, crueldad, estupidez, vanidad o cosa por el estilo. Permítete percibir cómo tu mente se empequeñece y se pone tensa.
Segundo paso:
Alejando tu atención de esa persona, recuerda un momento en el cual tú o alguna otra persona haya sido feliz o inteligente. El incidente no tiene que incluir a la persona del primer paso. Piensa en una oportunidad en que cualquier adulto, niño o animal dio amor o alegró a otro; algún momento de generosidad o humor. Percibe la suave luz y el sentimiento de relajación que acuden a tu mente con ese pensamiento. Piensa en otro incidente y luego en otro más, hasta que tengas en la mente una sensación palpable de luz. Usando el tono que usarías para comunicar ternura y amor, transforma esa luz en un ropaje. Puede ser una capa o cualquier tipo de abrigo. Ahora, coloca suavemente ese ropaje de luz sobre la persona del primer paso.
Durante un momento permítete ver el suave fulgor que ahora la rodea.
Tercer paso:
Mientras sigues observando, visualiza una figura brillante de luz, de pie detrás del individuo .Puedes o no ponerle nombre a esa figura (santo, profeta, ángel, guía, Jesús, Espíritu Santo). Pero no tengas duda de que se trata de la Divinidad, de Aquel que siempre sana y purifica. Observa ahora cómo esa santa figura se une a la persona a quien tú aún no has perdonado. Observa la luz de tu paz que los cubre y la Luz de Dios que los impregna. Observa qué calma se produce en ellos en la presencia de Dios cuando sienten la liberación de tu mente, y en la de ellos.
Hugh Prather
Brillar o no brillar
Primer paso:
Piensa en alguien con quien estás enojado.
Hannah Höch - Collage - |
Recuerda algo del cuerpo de esa persona y de sus modales. Agrega ahora a esa imagen algún recuerdo de insensibilidad, injusticia, crueldad, estupidez, vanidad o cosa por el estilo. Permítete percibir cómo tu mente se empequeñece y se pone tensa.
Segundo paso:
Alejando tu atención de esa persona, recuerda un momento en el cual tú o alguna otra persona haya sido feliz o inteligente. El incidente no tiene que incluir a la persona del primer paso. Piensa en una oportunidad en que cualquier adulto, niño o animal dio amor o alegró a otro; algún momento de generosidad o humor. Percibe la suave luz y el sentimiento de relajación que acuden a tu mente con ese pensamiento. Piensa en otro incidente y luego en otro más, hasta que tengas en la mente una sensación palpable de luz. Usando el tono que usarías para comunicar ternura y amor, transforma esa luz en un ropaje. Puede ser una capa o cualquier tipo de abrigo. Ahora, coloca suavemente ese ropaje de luz sobre la persona del primer paso.
Durante un momento permítete ver el suave fulgor que ahora la rodea.
Tercer paso:
Mientras sigues observando, visualiza una figura brillante de luz, de pie detrás del individuo .Puedes o no ponerle nombre a esa figura (santo, profeta, ángel, guía, Jesús, Espíritu Santo). Pero no tengas duda de que se trata de la Divinidad, de Aquel que siempre sana y purifica. Observa ahora cómo esa santa figura se une a la persona a quien tú aún no has perdonado. Observa la luz de tu paz que los cubre y la Luz de Dios que los impregna. Observa qué calma se produce en ellos en la presencia de Dios cuando sienten la liberación de tu mente, y en la de ellos.
Hugh Prather
Brillar o no brillar
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