Sol LeWitt - Wall Drawings 1136 - |
1. El ego no es otra cosa que idolatría; el símbolo de un yo limitado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la muerte. Es la " voluntad " que ve a la Voluntad de Dios como su enemigo, y que adopta una forma en que Ésta es negada. El ego en la " prueba " de que la fuerza es débil y el amor temible, la vida en realidad es la muerte y sólo lo que se opone a Dios es verdad.
2. El ego es demente. Lleno de miedo. Lleno de miedo, cree alzarse más allá de lo Omnipresente, aparte de la Totalidad y separado de lo Infinito. En su demencia cree también haber vencido a Dios Mismo. Y desde su terrible autonomía " ve " que la Voluntad de Dios ha sido destruida. Sueña con el castigo y tiembla ante las figuras de sus sueños: sus enemigos, que andan tras él queriendo asesinarlo antes antes de que él pueda proteger su seguridad atacándolos primero.
3. El Hijo de Dios no tiene ego. ¿ Qué puede saber él de la locura o de la muerte de Dios, cuando mora en Él ? ¿ Qué puede saber de penas o de sufrimientos, cuando vive en una dicha eterna ? ¿ Qué puede saber del miedo o del castigo, del pecado o de la culpabilidad, del odio o del ataque, cuando lo único que le rodea es paz eterna, por siempre imperturbable y libre de todo conflicto, en la tranquilidad y silencio más profundos ?
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5. Una sola azucena de perdón, no obstante, puede transformar la obscuridad en luz y el altar a las ilusiones en el templo a la Vida Misma. Y la paz se les restituirá para siempre a las santas mentes que Dios creó como Su Hijo, Su morada, Su dicha y Su amor, completamente Suyas, y completamente unidas a Él.
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