Dios Es mi Padre y Él ama a su hijo.
1. Mi verdadera identidad es tan invulnerable, tan sublime e inocente, tan gloriosa y espléndida y tan absolutamente benéfica y libre de culpa, que el Cielo la contempla para que ella lo ilumine. Ella ilumina también al mundo. Mi verdadera identidad es el regalo que mi Padre me hizo y el que yo a mi vez le hago al mundo. No hay otro regalo, salvo éste, que este puede dar o recibir. Mi verdadera identidad y sólo Ella es la realidad. Es el final de las ilusiones. Es la verdad.
2. Mi nombre, ¡ Oh Padre, todavía te es conocido. Yo lo he olvidado, y no sé adonde me dirijo, quién soy, ni qué es lo que debo hacer. Recuérdamelo ahora, Padre, pues estoy cansado del mundo que  veo. Revélame lo que Tú deseas que vea en su lugar.
Un Curso de Milagros
Lección 224

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