Wu Guanzhong - Lotus under the sun |
¿ Cómo puede despertar el Hijo de Dios de este sueño ?
Es un sueño de juicios. Para despertar, por lo tanto,
tiene que dejar de juzgar.
R.29.IX.2.3-5
Estamos tomando decisiones continuamente, mas no nos damos cuenta de ello. Gran parte de estas decisiones son juicios con respecto a alguien o a algo en nuestra vida y una vez los hemos emitido, los aceptamos como la absoluta verdad; luego nos dedicamos a buscar incesantemente toda prueba que podamos conseguir para justificar el seguir sosteniéndolos. De esta manera nuestro vivir aquí se vuelve el afán de querer probar, corroborar, que teníamos razón con respecto a los juicios que hemos emitido.
Este mundo, no obstante, es un mundo de juicios, por lo que no podemos estar aquí sin juzgar. Pero se nos exhorta a que no juzguemos. Entonces, ¿ qué podemos hacer ? Lo que se nos pide es que en lugar de usar nuestro juicio, le pidamos al Espíritu Santo el Suya, y que pongamos la situación en cuestión a Sus manos. Sus juicios serán siempre justos y acertados, y sostendrán la inocencia de todos los implicados en la situación. Esa es la verdadera Justicia de Dios.
Wu G. - Bambu Forest - |
Juzgamos y condenamos a otros para probar que nosotros, en cambio, somos buenos e inocentes. Pero esto es absolutamente innecesario, pues la verdad es que nunca perdimos nuestra inocencia, aunque ciertamente la perdimos de vista, y por eso andamos como locos buscándola, con el ego de guía, que nos dice que para que nosotros seamos inocentes, el otro, el hermano, tiene que ser culpable. De hecho, lo que realmente se vive en esta ilusión es un continuo intercambio de culpas, todo el mundo queriendo ser inocente y juzgando a los demás como culpables. Sin embargo, o todos somos inocentes o bien ninguno lo es. En el mundo que Dios creó no hay excepciones , como muy bien dice el Curso, que nos asegura que jamás perdimos nuestra inocencia.
Esta condición de inocencia obviamente se refiere al Ser que todos somos y compartimos. El ego no es ni inocente ni culpable, porque sencillamente no existe. Por lo tanto, no podemos asignarle ningún atributo. Pero el hecho de no tenga existencia real no quiere decir que no la tenga para nosotros aquí. El falso yo, el personaje que creemos ser, tampoco es real, pero, como percibe, dicha percepción se puede purificar. Es oportuno destacar que nuestro Ser no necesita purificación de ninguna clase, pues sigue siendo tal como Dios lo creó.
Wu G. Spring Breeze - |
Creemos que los juicios que emitimos no tienen ningún efecto. Sin embargo, toda la fealdad que vemos en el mundo son los juicios que hemos vertido contra él. Elegir liberar al mundo de todo lo que hemos creído que es, significa que queremos liberarnos a nosotros mismos. Renunciar a los juicios condenatorios que sostenemos contra otros, es el equivalente a admitir que estábamos equivocados. El ego no puede hacer esto, pues su arrogancia se lo impide. Pero nosotros no somos el ego, por lo tanto, podemos soltarlos y, en su lugar, ver la inocencia del hermano. Cuando no estamos dispuestos a perdonar, significa que queremos mantener el juicio condenatorio que hemos emitido, al estar seguros de que "es verdad ". Pero sobre todo, a lo que no estamos dispuestos es a estar equivocados, a "no tener razón".
Así que nos convertimos en los "jueces" de lo que, según nuestro criterio, es correcto, intachable, y nos convencemos a nosotros mismos de que nuestra "santa misión" es señalarle a otros sus errores, sus fallas, e incluso nos sentimos justificados al desacreditarlos. Lo que no vemos es que al señalarle a un hermano los errores de su ego, estamos necesariamente viéndolos a través del nuestros, pues el Espíritu Santo no percibe errores en nadie. Es nuestro deseo de ver culpa en el otros, de percibirlo como "malo" lo que dirige nuestra percepción, que entonces "ve" lo que la instruimos percibir.
Wu Guanzhong |
El Curso dice que cualquier intento que hagas por corregir a un hermano significa que crees que puedes corregir, y eso no es otra cosa que la arrogancia del ego. Sin embargo, si un hermano está actuando de manera demente, o haciendo algo que no está a la altura de lo que él realmente es, obviamente no está en su mente. recta. Mas la única corrección posible es mirar más allá de su error, a la cordura que es su verdad, y recordársela.
Descalificándolo , avergonzándolo o intentar disminuir su valía es la solución del ego, no del Espíritu. Y ello provocará culpa, pues el Amor jamás te guiaría a que hiciese esto.
La percepción entraña selectividad a todo nivel, afirma el Curso. Dirigida por la mente recta, dicha selectividad buscará la verdad que mora en el hermano. Es imposible estar en este mundo sin evaluar las situaciones que se presentan en nuestra vida y que requieren una respuesta o una acción de nuestra parte. Según avanzamos en este camino, aprendemos a evaluar y a actuar de acuerdo con lo que pensamos que es mejor a la luz del entendimiento que hemos adquirido. Cuando evaluamos una situación desde la escasez, o desde un sentido de insuficiencia, lo sabemos por cómo nos hace sentir. Cuando juzgamos o condenamos a un hermano desde la arrogancia, la competencia, también lo sabemos, pues no nos hace felices. De hecho, provoca culpabilidad, pues estamos haciendo algo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. No obstante poco a poco iremos aprendiendo a evaluar todo en compañía del Espíritu Santo y a buscar Su consejo antes de tomar cualquier decisión o de emitir un juicio.
ROSA MARÍA WYNN
EL APRENDIZ IMPECABLE
Reflexiones sobre Un Curso de Milagros
Ed. El grano de Mostaza
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